Enamorada de cupido

Capítulo 15: Fin de la "cita doble"

Pasaron unos minutos, en los que sólo pensaba en lo mal que me sentía por lo que acababa de suceder. Caminé hasta una banca que estaba por ahí cerca y me senté. Más tarde, vi a Daniel acercarse. Mirando hacia todos lados, supuse que buscándome. Yo no lo miraba a los ojos. Había estado sollozando todo este tiempo y no quería que él me viera de esa manera, tan lamentable.

-Aquí estás...- dijo con la voz entrecortada y algo cansada, como si hubiera estado corriendo. Traía consigo dos envases de refresco.

-Sí- le dije y me levanté después de haber secado mis lágrimas.

-¿Qué sucede...?- dijo él con una cara de preocupación. En ese momento recordé todo lo que había pasado. No quería llorar. No me gustaba hacerlo delante de los demás. Cuando algo malo sucedía, simplemente fingía estar bien y lloraba únicamente cuando llegaba a casa. Cuando nadie podía verme.

Pero en ese momento... al ver a Daniel, no pude contenerme... no sabía exactamente por qué pero las lágrimas brotaban una tras la otra y yo no las podía detener, aunque quisiera.

-Emily...

Sentí el impulso de acercarme a él y me debe llevar. Me acerqué a él y lo abracé fuertemente entrelazando mis manos en su cuello. Sentí que los envases caían al suelo. Supuse que no se lo esperaba y se impresionó mucho. No presté atención a ello y simplemente me puse a llorar.

-Emily...- Repitió y sentí que estaba entre sorprendido y preocupado, porque aunque yo lo abracé él simplemente se quedó como una estatua. Segundos después pareció reaccionar y posó sus manos en mi espalda abrazándome fuertemente. No preguntó nada más. Simplemente llevó una de sus manos a mi cabello y comenzó a acariciarlo. Yo solo sentía ganas de seguir llorando. De seguir desahogándome en sus brazos.

-Emily...- volvió a decir después de un rato, tomándome de la cintura y alejándome un poco, pero sólo para mirarme a la cara. Pasó sus manos por mi rostro, secando las lágrimas que había en él. De repente su vista se posó en mi mano, que aún se encontraba un poco roja por el apretón que Patrick me había dado.- ¿qué te sucedió?- preguntó alarmado.

-¡Nada!- dije cubriéndome la mano. Él pareció acordarse de algo, y su rostro se tornó molesto.

-Ese idiota te hizo algo ¿verdad?- dijo alejándose un poco de mí. - ¡Voy a matarlo!

No me dejó responder, ya que se dio vuelta mientras se alejaba con rapidez. Rápidamente corrí hacia él y lo tomé por el brazo haciendo que se detuviera.

-¡No! No es por eso que estoy así. No es su culpa... bueno él tiene algo que ver. Pero... déjame explicarte, ¿sí?- Le supliqué cuando al fin me miró. Daniel dudó un poco por lo que decidí lanzarle una pequeña sonrisa fingida simulando que estaba bien, ya que por dentro me sentía destrozada. En ese momento solo quería que él se calmara y me escuchara. Dejó escapar un suspiro y aproveché entonces para devolverlo hasta donde antes me encontraba sentada. Me senté mientras él con la mirada me exigía una explicación. Le indiqué que se sentara y luego de un rato lo hizo.

Le conté absolutamente todo lo que había pasado. Todo lo que Patrick me había dicho y lo culpable que me estaba sintiendo por ello. Lo mal que me sentía por Melissa, por Patrick. Le conté absolutamente todo, acompañado de las lágrimas que iban cayendo una a una con cada palabra que salía de mí. No esperaba que él se compadeciera, no esperaba que él me dijera nada. Sin embargo sí sentía que podía contarle todo, que de alguna manera él me ayudaría a sentirme mejor. Él me escuchaba atentamente y su rostro también cambió, de enojo a tristeza. Se acercó a mí y me abrazó. Así nos quedamos un buen rato, con mi rostro entre su pecho y sus manos una en mi espalda y la otra en mi cabeza. Pude calmarme ahí. Él no dijo nada... no sabía exactamente si porque no sabía qué decir o porque pensaba que en ese momento era mejor no decir nada. No lo sabía. Pero creí que de alguna manera era mejor así. Parecía que solo con que estuviera conmigo en ese momento podía sentirme mejor.