Capítulo 78: Revelaciones importantes

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Daniel's POV- Continuación

Ya iba a anochecer y me sentía totalmente cansado. Me encontraba fuera de la habitación de Emily ya que ni una sola noche me habían dejado dormir allí. Estaba tratando de acomodarme por enésima vez en la silla, pero era imposible encontrar una posición cómoda. En esos momentos pensé que un cuerpo de cupido sería útil para poder resistir más. Toda mi espalda dolía intensamente.

-Daniel, creo que deberías ir a descansar un rato. Yo me quedaré con ella así que no te preocupes y duerme un poco.- Expresó Sofía con algo de preocupación en su rostro. Ella se encontraba a mi lado. Tal vez se notaba mucho mi cansancio. Después de todo no había querido ir a casa esos días.

-No podré dormir hasta que ella despierte así que de todos modos será inútil.- Contesté despreocupado cerrando mis ojos y acomodándome en la silla. Debido al frío me crucé de brazos.

-¿Quieres que ella te vea así cuando despierte? Tal vez se decepcione y te deje- me observó divertida.

-Lo dudo.- Respondí dejando escapar una sonrisa. Ya que no había dormido mucho no tenía nada que envidiarle a los pandas, ni siquiera lo tierno. ¡Esperen! ¡No soy tierno! Pero sabía que ella se refería a eso y a mi obvio cansancio que era más notorio de lo que hubiera querido.

-También yo, pero insisto. – Dijo con más seriedad- Ve a casa por esta noche. Vienes mañana a primera hora. Sé que debes tener cosas que hacer en casa.

-Pero...- abrí los ojos para mirarla y ella me observaba con más seriedad de la que esperaba. Eso más que una petición sonaba a orden.

-Daniel- Sip, era una orden. Me levanté de la silla y tomé mis cosas.

-Está bien, pero si ella despierta y yo no estoy... llámeme de inmediato ¿sí?- manifesté.

-No lo dudes. Ahora ve.- Sonrió confirmándome así lo maternal que podía llegar a ser conmigo.

-Está bien.- asentí y salí del hospital. La noche estaba bastante estrellada y tomé un taxi para dirigirme a casa. Ella había tenido un punto a favor, cuando Emily despertara no quería que me viera así. Tenía que darme un buen baño, comer y entre otras cosas descansar lo más que mi mente y corazón me permitieran.

Minutos después le dije al conductor que se detuviera antes de llegar a casa porque mis ojos vieron algo que llamó mi atención. Pagué la tarifa y me encaminé hacia unos arbustos. Justo debajo de ellos, se encontraba el gato atigrado que días antes había encontrado en un saco. Se veía más aliviado, pero me comenzó a maullar y eso solo me indicaba que podía tener hambre. Me agaché y lo tomé limpiando algunas hojas que había en su peluda cabeza.

-Así que sigues por aquí ¿eh, amiguito? No puedo creer que nadie te haya recogido. Lo siento por dejarte así ese día pero con lo que le ocurrió a Emily me olvidé de todo. - Ronroneó- sí, Emily. Así se llama mi chica, linda ¿verdad? Pero ni pienses en acercártele, ella es solo mía.- el atigrado me miró confundido y yo solo me preguntaba por qué rayos hablaba tan seriamente con un gato. Cuando intenté acariciarlo casi me muerde - ¡Oye!- mascullé y en ese momento ese gato me recordó tanto a Emily. Te mira con esos ojos que parecen tragarte, luego intentas hacer algo y sin más ella te contesta algo grosero y fuera de lugar. Algunas veces incluso te golpea- Los dos están locos- le dije al gato y me lo llevé a casa. Al llegar incrusté la llave en la cerradura y abrí. Encendí las luces y coloqué al gato en el suelo. Comenzó a maullar de nuevo.

-Debes tener hambre. ¿Qué es lo que come un gato? Me parece que alguna vez lo busqué en internet ¿qué es? ¿Qué es?- Busqué en mi mente ya que estaba seguro de haberlo buscado. Mi mente se iluminó - ¡Oh! buscaré de nuevo- saqué mi celular e investigué. - Mmmm... así que leche. Quién lo diría.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora