Capítulo 72: Heridas corporales y heridas sentimentales

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No podía seguir viendo a Daniel en ese estado. Mi corazón se desbocó al verlo con el cuerpo tan adolorido y sangrando levemente. En definitiva yo creía que lo mejor era llevarlo a un hospital, pero al parecer a Daniel no le hacía mucha gracia ir a ese tipo de lugar. No podía dejarlo así, no podía irme simplemente. No tenía una cita con Dylan, él solo había dicho eso para que Daniel lo creyera y aunque así fuera, no hubiera podido ir mientras Daniel estaba tan mal. Sabía que al enterarse de que yo estaba "saliendo" con Dylan, le iba a doler. Por eso me sorprendí cuando pudo preguntarme eso de manera casual. No pude evitar pensar que poco a poco estaba creyendo lo que yo le había dicho. Poco a poco estaba creyendo aquella gran mentira de que mis sentimientos hacia él habían cambiado. Mis sentimientos crecían cada vez más, me podía dar cuenta por el dolor en mi corazón. Alguna vez escuché: "si tienes dudas, el dolor de tu corazón te dará la respuesta" y me la estaba dando. Me dolía estar lejos de él. Extrañaba tenerlo tan cerca, extrañaba que me mirara con calidez, extrañaba sus besos, extrañaba todo de él. Pero al parecer lo mejor era acostumbrarse a eso, porque ahora que posiblemente ya estaba creyéndome no era momento para retroceder. El tiempo pasaba y mi pesadilla más temida estaba acercándose. Daniel tenía que irse lo más pronto posible.

Lleve a Daniel a mi apartamento mientras él se apoyaba en mí. Me di cuenta entonces de que estaba siendo demasiado fuerte, porque las heridas de su cuerpo me preocupaban más a mí que a él mismo ya que se le veía de lo más tranquilo.

-Espera aquí, iré a traer las cosas- dije cuando ubiqué a Daniel en el sillón y me dispuse a buscar la caja de primeros auxilios y un poco de hielo. Estaba realmente asustada y preocupada al verlo así, pero mi interior se debatía entre la preocupación y la alegría por tenerlo tan cerca después de todo ese tiempo que había parecido una eternidad. Sabía que no tenía por qué ayudarlo, eso contradecía totalmente mis anteriores decisiones, pero era imposible para mí dejarlo ir sin antes haber, por lo menos, desinfectado sus heridas.

-¿Estás segura de esto, Watson? – Dijo Daniel desde el sillón mientras yo buscaba lo que necesitaba- Yo creo que sería mejor si me fuera. No creo que a tu novio le guste que esté aquí.- No sabía que responder a eso, así que opté por no decir nada. Simplemente negué con la cabeza y me acerqué a él inclinándome para observar su rostro.

-Mira tú mejilla, Robbs. – Dije con preocupación al ver la herida que había en ella a causa de los golpes- Te pondré alcohol. Creo que te arderá un poco pero es necesario.

-Hay cosas que duelen más.- Murmuró lanzándome una penetrante mirada. Sabía a qué se refería. Esta situación no solo estaba siendo difícil para él, también lo era para mí. En ese momento estaba conteniéndome porque tenía ganas de lanzarme sobre él y abrazarlo fuertemente.

-Déjame ponerte un poco, entonces. – dije tomando algodón y llenándolo de un poco de alcohol. Con cuidado lo puse sobre su herida en la mejilla y pude notar una leve mueca de dolor en su rostro. Posé una mano en su mentón para tener una mejor visión de su herida y con la otra mano iba aplicando alcohol en las partes de su rostro que estaban afectados. Lo habían golpeado bruscamente, al verlo así sentía una rabia en mi interior ¿por qué le harían algo así? No soportaba verlo de esa manera.

-Sé más cuidadosa... eso de verdad arde- dijo alejándose un poco de mí cuando yo intentaba seguir poniéndole alcohol. Me resultaba un poco graciosa su expresión. Él solo había estado disimulando su dolor pero al parecer ya no había podido más.

-No seas tan cobarde, Robbs.- dije con un bufido burlón. No era mi intensión divertirme y mucho menos en esa situación, pero el rostro de Daniel me resultaba muy cómico. Intentando hacerse el valiente cuando era obvio que estaba adolorido en todo el cuerpo.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora