Capítulo 18: ¿Qué sucede con Daniel?

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Me dirigí a casa no sin antes detenerme al frente de la de Daniel. Llevaba en mi bolso el taller que la profesora mandó que le entregara y ya era casi de noche... así que probablemente ya se encontraría allí. Me acerqué a la puerta e iba a tocar, pero me di cuenta de que esta estaba abierta y decidí entrar. En la sala no había nadie así que supuse que Daniel se encontraba en su cuarto.

Caminé hacia este y cuando ya estaba en la puerta de su cuarto iba a decir su nombre para anunciarle que estaba allí pero entonces escuché dos voces provenientes de su habitación. Una era de él, y la otra también era de un hombre pero era una voz desconocida para mí.

-No lo sé... ya te lo dije... simplemente es que no lo entiendo- decía Daniel y su voz sonaba un poco asustada.

-Entiendo. Pero no te preocupes, dijiste que es la primera vez que ocurre ¿no?- dijo la otra voz que se escuchaba un poco más grave. Al parecer de una persona más adulta.

-Así es.- Dijo Daniel como si estuviera perdiendo la paciencia.

-Bueno... consultaré algunas cosas y después me comunico contigo. Si vuelve a suceder consúltame de nuevo.- Expresó la otra voz, que sonaba bastante sofisticada. Me dio la impresión de que se trataba de un adulto bastante educado.

-Está bien... pero...

Daniel iba a decir algo pero no pude saber que era. Sin darme cuenta la puerta se había abierto y él obviamente se había dado cuenta de que yo estaba ahí. Y de que posiblemente había escuchado. Me dio una mirada reprobatoria y continuó.

-Me tengo que ir. Adiós, Gregory.- Entonces así se llamaba el sujeto con el que estaba hablando. Pero al observarlo bien, todo resultaba extraño ya que Daniel no estaba usando un celular o un teléfono, ni siquiera un computador.

-Adiós.- en ese momento pude ver que se estaba comunicando a través de su cuaderno. Ya que en la portada pude ver al sujeto con el que estaba hablando. Era un hombre de intenso cabello rubio... con brillantes ojos verdes, al igual que aquella vez que vi a Daniel en la tienda de libros. Lo único que parecía diferenciarlos es que este sujeto se veía de más edad.

- ¿Desde hace cuánto estás ahí?- preguntó algo preocupado y entre otras cosas, enfadado.

-Desde hace poco tiempo- dije pero él frunció el entrecejo, como si no me creyera.- En serio.

-Sé más específica- dijo y ahora parecía más enojado. Se acercó a mí y pellizcó mis mejillas- ¿No te han enseñado que no se espía a la gente, niñita?

-Ya lo sé... y ya te he dicho que no me llames niñita. ¿Cuándo lo entenderás?- dije y lo miré a los ojos. En ese momento el dejó de pellizcarme, pestañeó varias veces y luego aclaró su garganta alejándose un poco de mí.

-¿Exactamente desde cuándo, Emily?- Su rostro se marcó con una temida seriedad. Me resultaba extraño ver a Daniel tan serio. ¿Acaso en esa conversación había algo que no quería que yo escuchara? ¿Estaba ocultando algo importante de mí?

-Aproximadamente unos segundos- dije un poco enojada también. Su actitud era extraña- No escuché nada importante si es lo que te preocupa. Sólo eso ultimo y no es como si entendiera de todos modos.

-Bien- dijo un poco más calmado. Era obvio que en esa conversación había dicho algo que no quería que yo supiera. Pero... ¿qué?

-Sí... y si te preocupa tanto entonces deberías ser más cuidadoso y no dejar la puerta abierta. Esta vez entré yo, pero pudo haber sido un ladrón.- Expresé poniéndome cada vez más enojada. Me intrigaba su comportamiento y sus cambios bruscos de humor.

-En estos momentos tal vez hubiera preferido al ladrón- murmuró pero yo alcancé a oír.

-¿Qué dijiste?- Me crucé de brazos y ahora era yo quien tenía el entrecejo fruncido en señal de enojo.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora