Me desperté cuando el reloj marcaba las ocho de la mañana. De inmediato fui al baño y cepillé mis dientes. Me di cuenta de que me había quedado dormida con la ropa de la noche anterior, la que me había puesto para la cena. Entré a la ducha y me di un largo y placentero baño. Salí un rato después y me cambié. Bajé hasta la sala y mi mamá se encontraba allí viendo las noticias.
-Buenos días, cariño- dijo cuándo me vio bajar.
-Buenos días, mamá- respondí.
-Tu desayuno está en la cocina- expresó.
-Gracias- dije y me dirigí hasta la cocina. Tomé mi desayuno y me senté en la mesa de comedor para digerirlo. Cuando terminé de hacerlo, me senté al lado de mi mamá a mirar las noticias que estaban pasando en la televisión.
-¿A qué horas te vas hoy?- preguntó ella dejando de mirar la televisión para posar su vista en mí. En su mirada había un poco de tristeza. Aun después de tanto tiempo ponía esa expresión cuando yo me iba, a pesar de que volviera el otro fin de semana.
-Después del mediodía. - Respondí observando el reloj de la sala, que ahora marcaba las 9:45 de la mañana- Quizás a las dos de la tarde llame a Daniel para que venga por mí.
-¿Daniel?- preguntó ella con gesto de sorpresa. Quizá no esperaba que él viniera por mí, ya que generalmente yo tomaba el autobús para regresar.
-Sí. Él dijo que vendría por mí... le dije que no era necesario pero insistió.-suspiré.
-¿De qué estás hablando? ¿Quién es Daniel?- preguntó ella con expresión de preocupación. Se veía extrañamente nerviosa. Me sorprendió mucho que preguntara cosas así de una manera tan espontánea. Al parecer ella también sabía hacer bromas de ese tipo.
-Mamá... no hagas ese tipo de bromas. Con esa cara tan seria... cualquiera podría creerte.- la miré frunciendo el ceño.
-Tienes fiebre, ¿hija?- dijo tocando mi frente con la palma de su mano.
-Claro que no, mamá. Estoy bien.- dije quitando gentilmente su mano de mi frente- Por cierto, creo que lo voy a llamar para saber si llegó bien a casa ayer.
Subí a mi cuarto y me senté en la silla de mi escritorio. Allí estaba mi celular, lo tomé y comencé a buscar el número de Daniel para llamarlo. Me llené de extrañeza cuando tal número no aparecía. "Cupido idiota", como lo tenía registrado en mi teléfono no figuraba allí. Era bastante extraño. Quizás por algún error este se había borrado. De todas formas no era problema ya que me sabía el número. Lo marqué pero de nuevo algo extraño ocurrió. "El número marcado no existe" era lo que decían al llamar. ¿Pero qué? ¿Es normal que digan algo así? ¿Qué rayos estaba pasando? Estaba segura de que ese era el número de Daniel. Lo marqué de nuevo pero se volvía a repetir la misma situación. No estaba segura de qué más hacer. Entonces pensé en que quizás la noche anterior mi hermano le había pedido el número a Daniel, así que salí de casa y me dirigí a casa de mi hermano. Después de tocar el timbre unas cinco veces, este abrió.
-Emily, ¿qué haces aquí tan temprano?- dijo aún somnoliento.
-Es que necesito comunicarme con Daniel... y me preguntaba si quizás ayer él te había dado su número por casualidad.- dije mientras él bostezaba. Era obvio que apenas se acababa de levantar.
-¿Daniel?- dijo con gesto de extrañeza. Se quedó en silencio por un rato, como si buscara en su mente. Quizás estaba recordando si la noche anterior Daniel le había dado su número telefónico o no.- ¿Por qué tendría yo el número de alguien que no conozco? ¿Es un compañero de la universidad?
-¿Tú también? - Dije al escuchar sus últimas palabras. Al parecer mamá y él se habían puesto de acuerdo -Por favor no bromees con eso. Solo dime si te dio su número o no.
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Enamorada de cupido
Teen FictionLa vida pacífica de Emily Watson se verá alterada cuando "cupido" llegue a su vida... literalmente. Daniel, un chico aparentemente normal esconde un gran secreto y necesitará la ayuda de ella para poder cumplir con su misión. ¿Cómo hará Daniel para...