Capítulo 77: Hospital, de nuevo

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Daniel's POV

Mis manos y todo mi cuerpo no dejaban de temblar. Delicadamente puse al gato sobre la acera y me acerqué a donde se encontraba ella. Si nada hubiera pasado, estoy seguro de haber estado más pendiente de ese pobre gato, pero en ese momento mi cabeza pensaba en otra cosa, en realidad no pensaba. Mi mente se había quedado perdida en alguna parte fuera de mi cabeza al presenciar la escena. Ella estaba tirada en el suelo y todo su cuerpo se encontraba lleno de heridas ¿esto es una broma, cierto? Esto... díganme que no es real. Díganme que todo esto es ficción... digan... melo.

-¡Emily!- Dije al estar cerca de ella y verla inconsciente.- ¿Por qué rayos hiciste eso? ¡Despierta ya! - No pude evitar dejar escapar los sollozos. Aun no creía lo que acababa de pasar. Yo no pude hacer nada cuando ella me empujó lejos mientras yo observaba cómo un auto la arrollaba y luego cómo el mismo auto seguía su camino como si nada hubiera pasado. Me arrodillé frente a ella y luego me dejé caer sobre mis pies, poniendo así su cabeza en mi regazo. Sabía perfectamente que en la humanidad era extraño que los hombres lloraran, pero no pude evitar hacerlo al verla en ese estado. Lágrimas comenzaron a correr por mi cara y miré hacia todos lados en busca de ayuda, pero esa calle estaba extrañamente deshabitada. Hurgué en mi bolsillo y aún con mis manos temblando saqué mi celular y marqué el número de emergencias. Minutos después llagaron, minutos que a mí me parecieron horas. ¿Por qué rayos demoran tanto?

Subieron a Emily a una camilla y luego la entraron a la ambulancia. Yo entré y me senté a su lado observando cómo le colocaban el respirador y analizaban el estado de su cuerpo. Tomé su mano entre las mías y la apreté fuertemente.

-¿Podrían apresurarse, por favor?- dije desesperado. Verla en ese estado me mataba por dentro. Quería que despertara y me mirara con esos hermosos ojos caramelo. Quería que me devorara con su mirada como lo hacía siempre que la veía, pero sus ojos estaban tristemente cerrados.

Minutos después llegamos al hospital. Cómo odiaba ese lugar. Me hacía recordar las veces que Emily había estado ahí y eso solo me enfurecía. Cuando bajamos de la ambulancia estuve todo el tiempo al lado de Emily mientras la dirigían a la sala de emergencias, pero luego los paramédicos negaban con la cabeza indicándome que no podía pasar de ahí y aunque insistí no me dejaron entrar con ella. No se permitía la entrada a esa sala. Esperé impaciente caminando de un lugar a otro. Los segundos parecían horas y mi desespero y frustración no ayudaba mucho.

Luego de un eterno y desesperante tiempo noté que un doctor salía de aquella sala. Era de estatura promedio, tenía el cabello canoso y ojos color gris.

-¿Acompañante de la señorita Watson?- Preguntó y yo respondí asintiendo de inmediato. No estaba seguro de lo que su expresión indicaba, pero no era exactamente horror, preocupación o tristeza por lo que mis facciones se fueron suavizando, sin embargo durante ese corto silencio mis nervios y ansiedad iban en aumento.

-¿Cómo está?- pregunté de inmediato. No podía disimular mi preocupación y quería escuchar que iba a estar bien.

-Aún está inconsciente, producto del fuerte impacto.- explicó con una voz bastante grave- Quizás permanezca así unos cuantos días. Afortunadamente las heridas no son de gravedad y ya logramos estabilizarla. Está fuera de peligro. – Al escuchar esto dejé escapar un gran suspiro de alivio. Había imaginado muchas posibilidades pero me negaba profundamente a ellas. Ahora, las palabras del doctor me tranquilizaban un poco- Vamos a pasarla a una sala de observación porque hay que ver que no tenga contusiones más graves que afecten su cerebro. Puede que se despierte sin recordar cosas de su vida o puede que recuerde todo perfectamente. Nos daremos cuenta de eso cuando despierte.- "Unos cuantos días" había dicho. Sabía que cada día iba a ser eterno y doloroso para mí, pero por el momento me bastaba con saber que no era nada de gravedad. Que muy pronto se iba a recuperar.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora