JohnWoo

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                                                                    Bajo la luna roja

advertencia: omegaverse sin mpreg

Johnny se puso su mejor traje, mirándose al espejo una y otra vez, reviso haber tomado sus supresores correctamente, busco sus documentos y se miró una vez más al espejo, todos los días tenía una misma rutina, desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde cumplía horario como el chofer del segundo hijo del ministro.

El ser alfa le había dado muchas oportunidades, su madre creía que se desarrollaría como un jefe de marina como su padre, pero el tipo de vida que Johnny buscaba no era algo en donde tuviera que gastar demasiada energía, en donde tuviera que competir con los demás y en el peor de los caso, en donde tuviera que ser el mejor, así que entró a trabajar a una empresa de guardaespaldas, se entrenó como un buen acompañante capaz de proteger a su cliente, y más tarde la oportunidad de ser no solo el guardaespaldas sino que también el chofer de un niño de cuna alta llegó.

Su trabajo era simple, cuidaba al joven Jungwoo desde las siete hasta las tres de la tarde, el jovencito tenía tres guardaespaldas distintos que cumplían ocho horas diarias en turnos rotativos cada cinco meses, lo suficiente protegido como para tener compañía las veinticuatro horas del día. Se decía que era el hijo consentido del ministro, porque más allá de ser el niño del medio, también era el único omega en la familia.

Johnny no tenía muchas impresiones sobre él, para empezar porque Jungwoo dormía toda la mañana hasta las doce del mediodía, se levantaba y pasaba alrededor de una hora desayunando, otra hora comiendo y luego holgazaneaba, en ese momento, el turno de Johnny terminaba y de ese modo, no hacía realmente nada en su trabajo más que sentarse en la sala de empleados a tomar café mientras veía sus redes sociales.

Era el trabajo perfecto con todas las letras.

Su cliente no presentaba muchos cuidados, quizás tenía que salir una vez al mes a la mañana, aunque era muy raro, si podía, Jungwoo tenía todos sus asuntos personales en la tarde, se le daba fatal levantarse temprano, así que Johnny lo había visto muy pocas veces desde que empezó a trabajar, y cuando se subía al auto, Jungwoo siempre usaba extravagantes gafas oscuras que no permitían que su rostro se apreciara, pero sabía que era lindo, cualquiera podía saberlo, tenía la actitud que tiene la gente que sabe que es linda.

—escuché que Jungwoo mañana tiene que ir a desayunar con el ministro—Taeil dijo, agotado de terminar su día, él era probablemente el que más difícil lo pasaba, junto con Kun, el que, hacia todo el turno de la tarde, era sabido que a Jungwoo le gustaba ir de compras, salir a comer con sus amigos y en las noches al menos tres veces a la semana salía de fiestas, subiéndose todo ebrio al auto y en más de una ocasión vomitándolo.

—sí, está en mi agenda, van a desayunar en La Bonne Bouchée—enfatizó Johnny con acento francés, riendo—es la única cita que tengo agendada hace dos meses, el tiempo pasa rápido al ver que ya mañana debemos ir.

Taeil tomo asiento, viendo como Johnny se acomodaba en el sofá de piernas cruzadas, ya revisando su celular—que suerte tienes, todo lo que haces es venir a comer y ver tus redes sociales.

—hasta que cambie mi turno y me toque conocer la vida salvaje del joven Jungwoo—Johnny continuó mirando videos de gatitos.

Y Taeil se durmió una siesta en la mesa, tenía que esperar hasta que fueran las nueve de la mañana para poder tomar el autobús que lo llevaba hasta su casa.

Pero a las ocho y media alguien los asustó, el joven Jungwoo estaba entrando a la sala de empleados, solo llevaba un pantalón corto de pijama con una holgada camiseta, se rasco el cabello mirando a Taeil y luego miró a Johnny que se levantó rápidamente, inclinándose—Joven Jungwoo ¿en qué puedo ser bueno?

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