LUTEN

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Caballeros que protegen príncipes

¿Alguna vez has visto a una persona y has dicho "oh por dios, él es realmente feo"? quiero decir, está mal juzgar la apariencia de los demás, lo sé, pero a veces algunas expresiones pasan por la cabeza de incluso el más santo, eso fue lo que pensó Lucas, aunque él no era ningún santo. Acababa de ser transferido a una escuela nueva, su padre cambió de trabajo y no le quedo de otra que mudarse con él, tenía dieciséis años y no muchas oportunidades de expresar su opinión, como la mayoría de los adolescentes.

—Lucas, tu asiento está justo al lado del de Ten—la profesora le dijo, él solo asintió, mirando en dirección a donde señalaba.

Ten tenía todo el cabello negro cubriéndole los ojos y usaba unos lentes cuadraros de color negro que no dejaban que nadie pudiera ver que había debajo de todo lo que lo cubría, no es como si quisiera saber, pero le inquietaba un poco sentarse al lado de él, no le gustaban los introvertidos ni mucho menos los raritos.

Había visto todas esas películas donde el rarito era algún tipo de psicópata que asesinaba a todo el salón, o cosas peores, si podía haber cosas peores.

Excepto que Ten no parecía ser ningún rarito, cuando el timbre de receso tocó, un par de chicos vinieron a buscarlo al salón y él salió con una bolsa.

Lucas lo miró atento, pero no pudo continuar husmeando porque su compañero de adelante le habló—¿de dónde venís? —le preguntó curioso.

—del sur—Lucas contestó, mirando como Ten sacaba de la bolsa unas bolsitas más pequeñas, no pudo ver que tenía adentro, pero vio que recibió dinero por cada que entregó.

"no puede ser" pensó con la boca abierta ¡su compañero de clase vendía droga!

—¿qué piensas de él? —habló en voz bajita, señalando a su compañero de banco.

Kun arqueó una ceja y luego encogió los hombros—nada en particular, Ten simplemente es problemático.

—¿problemático?

Lucas pensó en las palabras de Kun, no lo veía de ese modo, de hecho, era bastante callado y se la pasaba garabateando en su cuaderno, le inquietaba eso, su primer día en la escuela pasó demasiado rápido por estar distraído pensando en qué tipo de persona era su compañero de banco.

Por eso cuando estaba regresando a casa y lo vio caminar a unos metros delante suyo, entró en pánico y se escondió por instinto, espiando qué hacía, le vio acariciar un gato y pensó que eso era tierno, pero después Ten agarro al gato y se metió a un callejón, el gato chilló y luego su compañero salió agarrando su mochila, mirando hacia todos lados.

Lucas se asustó, decidiendo no seguirlo más, no podía creer lo que había visto u oído, le temblaba el cuerpo, cuando pasaron varios minutos fue al callejón y vio sangre en el piso.

—oh dios mío, es un psicópatadijo, aterrado, y entonces empezó a correr hasta su casa.

¡pero la desgracia lo seguía! ¡Ten había descubierto en donde vivía y estaba esperándolo justo al lado de su casa, mirándolo mientras sostenía su mochila con fuerza! Lucas pensó en qué se suponía que debía hacer en esa situación y lo único que se le ocurrió fue fingir que no lo veía, si no hacía contacto visual con él entonces no habría entre ellos ningún intercambio de nada, pasó corriendo hasta su casa y cerró la puerta con fuerza, aterrado.

Su madre lo miró con el ceño fruncido—¡¿qué vas a hacer si la puerta se rompe?! —preguntó furiosa.

Lucas pensaba que tenía problemas más serios que una puerta rota—mamá, tengo un compañero muy extraño en clase, creo que tengo que cambiarme, de lo contrario no sabremos lo que podría ocurrirme. —dijo rápidamente, ni siquiera tomándose el tiempo para respirar.

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