renmin

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advertencia: angst 

                                                                        Un departamento

El humo del tabaco estaba llenando la habitación, Jaemin sentía las puntas de sus dedos ligeramente pegajosas, la copa de vino se le había derramado cuando se dio cuenta que había bebido demasiado, la música comenzaba a aturdirlo mientras que su vista se nublaba debido a la desorientación de todos sus sentidos.

Fue esa la primera vez que lo vio, un chico de baja estatura en comparación con la suya, de cuerpo esbelto y ojitos profundos, piel tan blanca como porcelana, se acercó con cuidado, ayudándolo a salir del bar.

Jaemin sabía que estaba caminando de manera torpe y que en cualquier momento podría llegar a caerse, pero a pesar de todo, el chico todavía pudo sacarlo de allí.

—¿te llamo un taxi? —preguntó, su voz tenía un dulce timbre.

Vio su nombre en el delantal y ahí supo que era un empleado del bar.

Seguro era pobre, pensó cuando la embriaguez pasó y se encontró solo en la sala de su departamento, nadie con dos dedos de frente trabajaría en el bar de uno de los mafiosos más temerarios del distrito, la paga ni siquiera era buena y lo peor de todo era que siempre había peleas y más de una vez la policía hacia presencia por denuncias.

Se levantó con pasos torpes, se acercó a la cocina para servirse un vaso de agua y miró la ciudad desde las pequeñas ventanas de su piso, estaba amaneciendo y había ganado un montón de dinero en las apuestas.

Odiaba esta ciudad y en lo que se había convertido.

Desde que era pequeño había crecido con una familia llena de deudas, su padre tenía problemas con la mafia por todas las apuestas y con solo once años el líder de la mafia lo fue a buscar a su deteriorado y frío hogar.

Chicago boy en aquél entonces apenas tenía veinte años, sin embargo, se había convertido en el mafioso más poderoso del distrito, si ahora lo piensa, en aquel tiempo Johnny parecía un adulto temeroso, pero recordándolo ahora solo era un jovencito elegante y demente.

Su padre lo entregó como parte de pago a la mafia y su madre no pudo hacer nada al respecto, se decían muchas cosas de los niños y niñas que eran entregados a redes clandestinas, sucedían muchas cosas también, pero su vida con Johnny fue distinta, lo llevó a vivir a una casa grande y lujosa en un barrio privado, por primera vez tuvo un plato abundante de comida todos los días y no hubo peleas ni discusiones en cualquier horario, tampoco se quedó dormido en la calle fría y oscura, sin mencionar peligrosa.

—apenas tienes once años—Johnny le dijo, envolvió los fideos en el tenedor y Jaemin tragó saliva, nunca había comido espaguetis—pero a partir de hoy entrenarás para convertirte en un sicario, esta es la vida que te daré, los niños como tú y yo no podemos elegir lo que queremos ser, si intentas huir alguien te matará, solo sobrevive aquí, tal vez algún día puedas irte o tal vez no—susurró sin demasiado interés.

Para ser honesto, nunca extrañó jugar en el lodo y correr alrededor con los demás niños del barrio, vivía cómodamente en la gran casa y aunque tenía que entrenar duramente cada día y nunca terminaría la escuela, todavía podía disfrutar de algunas lecturas cortas que el amante de Johnny le recomendaba.

En la gran casa solo vivían él, Johnny y el padre adoptivo de Johnny, pero Jaemin nunca lo veía y siempre se escondía cuando escuchaba que estaba alrededor, luego estaban los empleados y los guardaespaldas, no entraba cualquier persona, sin embargo, Doyoung entraba y salía en todo momento, él era el amante de Johnny y a menudo le hacía pensar que incluso en las dificultades todavía se podía encontrar algo especial.

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