Charles x Max

308 8 4
                                    

advertencia: alfa x alfa

Jengibre y Menta

La jerarquía entre los alfas siempre era un problema, sin importar en qué círculo se encontrarán, si dos alfas se encontraban, alguno de ellos debía liderar mientras el otro agachaba la cabeza. Obviamente, esto trae muchas dificultades en una profesión en donde, en general, la mayoría son alfas. Nunca se veía a dos alfas llevar el liderazgo juntos, ni siquiera lograban tener una buena relación, siempre había solo uno que iba por delante en todos los ámbitos, no solo en lo profesional como en las competencias, sino que también en lo social.

Max Verstappen se había consagrado como el campeón del mundo, estaba liderando las carreras y se mantenía como uno de los mejores, por no decir; el mejor. Sin embargo, para su competitividad nunca era suficiente y eso lo estresaba, es que por más que quisiera hace caso omiso a él, ignorarlo y fingir que no existía, nunca lograba hacerlo.

Charles Leclerc se había instalado en su cerebro como un parasito y Max lo odiaba desde el primer momento en que se habían cruzado por primera vez, el rechazo y la rivalidad había crecido sin que siquiera pudiera oponerse a ello, pero como alfa, Charles siempre fue diferente a él. Actuaba como si nada fuera lo suficiente genial para él, como si estuviera en la cima, aunque estuviera empezando último la carrera, cuando cometía alguna falta, él simplemente fingía indiferencia como si no hubiera hecho nada malo, aquello le reventaba la vena ¿De dónde sacaba su absurdo orgullo? Era ridículo.

Lo peor de todo es que él había sido de altanero desde pequeño, cuando se conocieron por primera vez y ambos apenas se estaban presentando como alfas.

Y Max nunca pudo dejar de sentir que le faltaba algo que probablemente Charles tenía, pero era un poco extraño buscar en alguien más, lo que evidentemente está perdido en nosotros mismos.

Pero sin importar que pasaran los años, todavía no podía descubrir qué era lo que necesitaba y por qué le comía la ansiedad cada vez que sabía que compartiría espacio con Charles, no entendía por qué su alfa desesperadamente buscaba la mirada del otro alfa ¿era tan competitivo que incluso se ponía celoso de otros rivales? ¿por qué prestaba atención a otros? Solo debería mirarlo a él, Max era el único rival a la altura que tenía, los otros no hacían ni la mitad de lo que él hacía, asi que ¿por qué actuar como si Max no fuera el centro de atención? Probablemente para molestarlo, Charles siempre era así.

Tal vez era eso lo que lo enfermaba y llenaba de impotencia, lo que le hacía sentir que por más que llegara más lejos que todos al final nunca era suficiente porque Charles pasaba de él como si fuera insignificante.

A veces quería someterlo, quería tirar a un lado la profesionalidad y la clase, agarrarlo del cuello y demostrarle lo furioso que lo hacía sentir.

La rabia que encendía en su interior como un incendio descontrolado.

Sobre todo, cuando él mismo ganaba, le costaba horrores controlar a su alfa. Max se estaba robando toda la atención gracias al control de la velocidad de su auto, otro triunfo.

Pero Charles simplemente estaba riendo a un lado con su equipo.

Max no se controló y caminó hacia él, pero no precisamente para hablar con él, pasó por su lado y lo chocó con el hombro, lo miró desde arriba, a pesar de que no tenían tanta diferencia de altura, pero la idea de ser un poco más alto que él le daba autoridad.

Sus miradas se encontraron, Charles no le dedicó el más mínimo interés, pero le sonrió con suficiencia.

—tal vez si dejarás de coquetear tanto te iría mejor—murmuró molesto.

ESPECIALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora