ESPECIALES

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                                               advertencia: +18, mpreg, omegaverse

    Ese es un buen karma para heredar

En ese entonces, Jaemin apenas ocho años, su único trabajo en la casa real era colocar el agua en la vasija del príncipe John, un alfa raro al que se le decía que no se acerque demasiado, el hombre pasaba horas con hojas en sus manos, un niño pobre como él, no comprendía como es que se podía leer tanto, tampoco entendía cómo era justo que mientras que John pudiera leer montones de historias él ni siquiera pudiera saber que decía el letrero afuera de la mansión.

—Jaemin ¿comiste hoy? —Johnny preguntó, cambiando de hoja.

—he comido, amo—respondió, terminando de llenar el vaso del joven.

—¿sabías que las estrellas cuentan historias? —el alfa lo miró a los ojos, el pequeño omega que sostenía el jarrón de agua entre sus manos, negó con la cabeza—¿no es una pena? —preguntó esta vez—tu padre fue un gran general, tu madre solía tener una casa de acompañantes, pero mírate aquí, la única lealtad que tuvo mi padre por tu familia luego de que fueran masacrados fue tenerte como criado aquí.

Sus padres habían sido brutalmente asesinados cuando apenas aprendía a caminar, desde entonces fue criado para atender las necesidades mínimas de los hijos de un noble, Jaemin no sabía nada de sus padres, no recordaba sus nombres ni qué habían hecho por el reino, pero Johnny hablaba de ellos a menudo, recordaba unos pasteles de manzana que se derretían en su boca y que solían disfrutar juntos cuando él aun era un pequeño bebé, pero el omega no podía recordarlo.

—no sé qué respuesta espera de mi parte, amo—el omega suspiró internamente, conocía a Johnny de toda la vida, pero nunca podría decir que fueran cercanos o que no lo fueran, y aunque él era un niño, siendo un huérfano sabía que no debía mal interpretar las relaciones.

—yo... asesinaré a toda mi familia—Johnny dijo, mirándolo fijamente—se masacrarán a todos los sirvientes y huéspedes en la mansión, asi que cuando las campanas de las doce de la noche suenen, te esconderás en mi habitación, si me traicionas, te mataré.

El omega trago saliva y asintió—lo entiendo, amo.

Era luna llena, Jaemin tenía ocho años y la mayor masacre que podía haber ocurrido en una casa noble ocurrió esa misma noche, el omega se escondió en el armario que había en la habitación del alfa, su pequeño cuerpo temblaba mientras escuchaba gritos y voces, se aferraba a sus propias piernas, sus ojitos cristalizados y llenos de miedo.

Cuando las puertas se abrieron, el alfa estaba allí con su uniforme de batalla cubierto de sangre, sonrió y le dio la mano, Jaemin estiró su pequeña mano y salió del armario, siguiéndolo por los pasillos llenos de cadáveres y liquido carmesí.

—vayamos a dar un paseo, Jaemin—él dijo.

Johnny masacró a su familia porque intentaron asesinar a su pareja, Jaemin lo supo con los años, luego de haber llegado a una casa de acompañantes. El alfa se había enamorado de un omega que estaba siendo preparado para convertirse en un concubino.

Armó su propio imperio desde los cimientos de una masacre, Johnny dejó de ser un alfa raro para convertirse en un demonio.

Y él, dejó de ser un criado.

Johnny y Doyoung terminaron de criarlo, le enseñaron a leer y escribir, también aprendió a hacer cuentas, sin embargo, había algo que no podía olvidar y eso era el pastel de manzana del que Johnny hablaba cuando era pequeño, que se derretía en la punta de su lengua, que era tan dulce como un caramelo.