Durante el camino a su departamento fue en silencio, no hablamos y solo se escuchaba la música que pasaban en la radio, no quería verlo, ni sentir su cercanía pues se había convertido estas semanas en mi debilidad y mi orgullo Blake lo estoy dejando a un lado.
Al entrar me tomo de la cintura y me dejó contra la alfombra de la sala, no era el único desesperado, pero no es como si tuviera muchas ganas de querer coger con el, tuve suficiente el que me metiera al baño de mi casa y folláramos como dos locos.
Sin embargo, dejé que jugara con mi cuerpo e incluso se la pasó metido entre mis piernas un buen rato no lograba que tuviera un orgasmo hasta que hizo poner mis manos en mis tetas y solamente así logré tener uno.
Desesperado al no conseguir ninguna reacción en mi cuerpo, se coloca encima de mí y se mueve de arriba abajo buscando mi boca, pero en todo momento la esquivo besando su cuello o dejando mi cabeza en su hombro, pero no era mi culpa era mi cerebro que no mandaba ninguna señal de querer disfrutar del momento por más mojada que estaba.
Murmura algo que no logro entender y sus movimientos ahora eran más rápidos y está vez no logro retener el gemido, alcanzo a ver su sonrisa y se queda en ese ritmo hasta que de nuevo mi cuerpo ha reaccionado a él.
Después de quedarnos unos minutos en el suelo me intento levantar, pero antes él lo hace y desnudos caemos en la cama tomando el control de nuevo atrapando mi boca enredando mis piernas en su cintura.
Sus movimientos eran lentos, pero cuando logro que soltara pequeños jadeos su intensidad fue subiendo volviendo a la normalidad, a quién engaño, si yo también lo necesitaba quería sus besos dulces y sus embestidas duras qué me dejan sin aliento.
Tiro de su cabello en busca de sus labios que los acepta sin quejarse mientras que abajo no deja de moverse como un loco, y solamente el me hace sentir la mujer que dice que soy y juntos alcanzamos el máximo placer. Cuando me deja libre aprovecho para acomodarme para dormir sin dejar que me abrace.
Samuel
El tenerla de nuevo a mi lado, aunque no quisiera reconocerlo me generaba tranquilidad, me había acostumbrado a ella desde que estábamos en Delhi e incluso por eso la busqué porque ya no podía sin tener su presencia.
Por primera vez me sentí bien al lado de una mujer, ese sentimiento que cerrado desde los veinte me estaba traicionando de nuevo y no quería permitirlo, pero Diana lo estaba consiguiendo.
Pero después de lo ocurrido el día que habían recibido su pintura todo se fue al carajo, cegado por los celos me dejé llevar y arruiné una oportunidad que probablemente ya no tenga, lo veía en sus ojos cada que lo mencionaba imaginaba una vida fuera de aquí y siendo la mejor artista del mundo. E incluso dormida repetía el discurso que hasta yo me terminé aprendiendo.
Me la aplicó, desde esa noche no recibí ninguna llamada ni mensaje eso me preocupaba, pero supe que de su casa no salió más que con su sobrina y la musa que tiene viviendo en su casa. Estaba al borde de la locura al no escuchar su voz la necesidad y fue como al tercer día decidí yo mandarle un mensaje, pero tampoco respondió.
Así que tomando el riesgo como pretexto busqué que su padre me ayudara en mi próxima misión que era atrapar a mi enemigo de toda la vida que últimamente no deja de pisarme los talones desde que llegué a los Estados Unidos, fue como me metí a su casa desesperado buscándola y fue como mi voz fue escuchada cuando la vi bajar con la misma ropa que llevaba la primera vez que la vi en su casa, despeinada y con algo que dejaba mucho que decir.
Mi cuerpo no tardó en reaccionar cuando la vio pidiendo a gritos que la llevara a un lugar donde pudiera sentir sus besos a falta de los días que no nos hemos visto, sin embargo, huyó de mí, pero la atrapé en el intento y fue como terminamos follando en su casa.
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La Cazadora ( I y II Parte) (Terminada)
Romance¿Alguna vez has escuchado la famosa frase de que los polos opuesto se atraen? O ¿Del odio al amor? Bueno, eso nos pasó a mi y a Samuel que llegó a mi vida de una manera bastante peculiar ¿porque lo digo? Porque gracias a esas dos frases fue que ambo...