En lo que llevábamos de viaje no podía parar de reír, ¿por qué? No tenía ni idea lo que si es que me sentía un poco mareada y quería llegar lo más pronto posible. Samuel me ayuda a entrar y cuando lo hace me deja contra la puerta.
- Moría por estar contigo - cierro mis ojos al sentir su respiración en mi cuello.
- Yo también ... - suspiro. - Sabes ... se me pasaron las copas - me observa.
- ¿Segura? - asiento riendo. - Un poco ... solo un poco y sabes, me puedes poner un poco más ebria para disfrutar más del sexo que seguro quieres hacerme -
- ¿Y cómo lo sabes? - río de nuevo. - Porque siento tu erección en mis piernas y porque te hice enojar por este vestido - observa con descaro el escote que se me ha bajado un poco.
- Es cierto ... está noche me dejaste mucho que decir y las ganas las tengo desde que te deje sola en el hotel - me toma de la mano y me lleva hasta la cocina donde sirve dos copas una para cada uno.
La tomo y sin pensarlo me la llevo a los labios donde la termino antes que él.
- Quiero más - le ordeno.
- Pero antes tengo que darte algo - lo espero como una niña emocionada por saber que es.
Me entrega una pequeña cajita de color rosa, con los ojos me indica que la abra y una pulsera pandora con varios dijes alrededor de ella aparece a la vista.
- Samuel es hermosa, gracias - lo beso y me ayuda a ponerla.
Y mientras lo hace observo los pequeños dijes, había una cazadora, un pincel y una bailarina.
- Puedes agregar más dijes si quieres -
- ¿Sabes que faltó? Un soldado - sigo observando hasta que encuentro otro.
- ¿Qué es esto? - lo señalo. - Es una fresa ya ti te gustan ¿no? - sonrío y asiento.
- Con esto me hace saber que de ahora en adelante serás solo del coronel Karata, de nadie más – alzo una ceja.
- ¿Me estás pidiendo ser tu novia? - me observa.
- Lo eres desde el día en que te atreviste a cruzarte en mi camino Diana - río.
- Pero Samuel, ni siquiera había terminado con mi novio y salía con Sergi -
- De alguna manera ibas a terminar conmigo -
Me sirve otra tras otra hasta que paramos, los dos estábamos igual y el deseo se sentía por los aires.
- ¿Ahora sí quieres disfrutar del sexo estando borracha? - asiento.
- Si ... - me levanto de la silla un poco torpe y deslizo el cierre sosteniendo la parte de arriba.
Dejo que se acerque para quitarme el vestido, por suerte no llevaba nada que cubriera mis tetas así que pudo tocarlas sin enojarse, al bajar la mirada a mis piernas se encuentra con una sorpresa que tenía para él.
- ¿Te gusta? - abro mis piernas y observa la tanga que llevaba y gracias a eso estuve incómoda toda la noche.
- A mí me gusta todo de ti - me sonrojo. - Pero esto no servirá por hoy - me las quita con cuidado.
- Y las tomaré como un regalo tuyo -
- No, son mías Samuel - intento quitárselas, pero las guarda. - No, fue sorpresa así que pasarán a ser mías y cuando yo quiera te las pondré de nuevo -
Toma mi cara para besarme y quitarme el enojo por suerte lo consigue y no para con sus toqueteos. Me recuesta en la isla que se encuentra a la mitad de la cocina quitando cualquier silla que se interponga para poder tocarme.
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La Cazadora ( I y II Parte) (Terminada)
Romance¿Alguna vez has escuchado la famosa frase de que los polos opuesto se atraen? O ¿Del odio al amor? Bueno, eso nos pasó a mi y a Samuel que llegó a mi vida de una manera bastante peculiar ¿porque lo digo? Porque gracias a esas dos frases fue que ambo...