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Adoro estar con Samuel, a su lado me siento mejor que con cualquiera que haya estado. Nos entendemos mejor que el primer mes donde hubo desacuerdos y peleas, pero lo hemos llevado bien, las discusiones siguen, pero es la manera en cómo nos llevamos, aunque a veces nos tomamos en serio las cosas, pero como buena pareja lo sabemos arreglar.

Mi familia sigue sin decirme nada, saben que salgo con Samuel, pero de eso no se habla en casa y desde esa noche donde prácticamente Jonathan hizo que todos se enteraran se pone tenso el ambiente, pero me da igual mientras no se metan todo está bien.

Las ofertas de trabajo llegaban como si fuera la única pintora en el mundo, las exposiciones en Nueva York fue un éxito tanto que viajado dos veces ¿y qué es lo mejor de eso? Que Samuel en ningún momento me pone peros al contrario me anima y me da uno que otro consejo para no quedar mal o hacer mejor las cosas.

Es por eso que lo adoro, es el único que me entiende y quiere que siga creciendo profesionalmente, pero en cuestión de la vida dice que sigo siendo una niña inmadura. Me gusta que me llame así, soy su niña, pero ambos sabemos que soy madura para mí edad.

Últimamente me la paso más en su departamento que en mi casa y ya es costumbre que a veces no llegue en días a mi casa me gusta pero a veces me preocupa el estado en el que llega de mal humor y no quiere ver a nadie, la primera vez que sucedió eso al parecer había fallado en alguna estrategia y tuve que hacerme la dormida para no discutir pero después se hizo costumbre y ahora ignoro todas las maldiciones que dice en el recibidor dibujando en mi iPad escuchando música, es lo que me mantiene entretenida cuando siento que el tiempo se hace eterno para que llegue y lo pueda abrazar.

Sin darme cuenta estaba frente a mí, pero, aunque supiera que estaba ahí no le iba a hacer caso estaba tan inspirada que si me distraía por su culpa no me iba a salir mi dibujo.

- ¿Me vas a seguir ignorando? - no le presto atención y sé que eso lo va a enfurecer más de lo que ya viene.

- Samuel, no eres el centro de atención estoy trabajando -

- ¿Y cómo puedo llamar tu atención? - sigo trazando líneas y colocando colores, pero su mano acaricia mis piernas distrayéndome. Dejo el iPad y me coloco en su regazo.

- Ya, pero te escuché gritar además de que no me dejaste terminar mi dibujo digital - sonrío.

- Me gusta que me esperes en la cama -

- A mí también me gusta estar contigo Samuel - me baja con cuidado y se dirige al baño.

El tiempo que tardó en el baño fue suficiente para poder terminar, me gustó como quedó así que lo guardo justo cuando sale y se acuesta conmigo.

- Perdón si te asusto, me he dado cuenta - lo abrazo. - No es nada raro viniendo de ti, pero te entiendo yo también a veces grito -

- Mañana tendré que salir y llegaré en dos días - me levanto.

- ¿A dónde? Que yo recuerde Christian no me dijo nada -

- Lady, es una misión secreta, es obvio que no te van a decir que hacen o que no -

- Pero yo ya estuve en una, ¿lo recuerdas? -

- Si y mira como terminó - nos señala.

- Si, bastante bien más porque un soldado hizo que se hace llamar coronel que me quedara con el -

Apago las luces y regreso con él, no tenía sueño y al parecer el tampoco.

- ¿No tienes sueño verdad? -

- Por algo estoy despierto no? - me siento.

- Te voy a contar un cuento - ríe. - ¿De qué? -

- Es uno sobre las corrientes artísticas favoritas de Diana, así que ponte cómodo -

La Cazadora ( I y II Parte)  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora