Cap 57

131 6 0
                                    

Pov Lucy.

Es el día de mi boda al fin y yo estaba que moría de los nervios, Nashi estaba a cargo de Igneel y Wendy, ambos quisieron llevarse a mi pequeña de ya nueve meses de nacida para que las chica su yo nos alistaramos con calma. Y aquí estoy, siendo maquillada por una chica que contrataron para mi boda, mi vestido ya estaba puesto en mi, estaba peinada con mis cabellos sueltos con ondas en las puntas, las joyas son las que mamá uso en su boda con mi padre. Erza es mi madrina de bodas, el padrino de Natsu, pues es su mejor amigo, Gray; no se cuantas veces había dado largos suspiros al cielo, pero nunca serían suficientes para tratar de aplacar estos sentimientos que llevo por dentro.

Todo parecía juntarse en mi interior, la felicidad de saber que uniría mi vida con la persona que la amo, la tristeza de saber que mi padre ni mi madre estarían presentes entre los invitados y la nostalgia que crecía estrepitosamente al recordar un poco de ellos, los pocos momentos bonitos que mi mente me permite ver en un especie de bucle en mi mente.

Todos ellos, los conservaría con tanto amor en mi memoria, pero ahora me tocaba crear nuevos recuerdos con mi pequeña familia.

- Lucy - me gire hacia la voz de Igneel en cuanto lo escuché - estas preciosa.

Sonreí con peuqñas lágrimas en mis ojos a punto de caer.

- No llores; es un día feliz para todos, pequeña.

- Gracias, Igneel-sama - sincere con un pequeño nudo en la garganta - Le agradezco todo lo que ha hecho por mi desde el principio.

- No tienes porque, te considero mi hija, Lucy - llegó hasta a mi y me abrazó.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para no llorar y arruinar el maquillaje que tanto le había costado a Erza y Juvia aplicarme, pasaron más de dos horas arreglandome el cabello y otras dos horas en el maquillaje, para después ponerme el vestido, el cual era increíblemente hermoso y demasiado largo, aún así, no era nada que no pudiese manejar.

Había logrado ver a mi pequeña Nashi vestida, Levy junto a Gajeel la habían traído y estaba preciosa con ese vestido amarillo, más sus lindos cabellos rosados trenzados tan elegantemente; mi niña era toda un preciosidad; ni que decir del vientre abultado de Erza, todo estaba marchando más que bien; de maravilla diría yo y eso me aterraba en gran parte.

- Ojala mis padres se sientan orgullosos de mi - murmure en cuanto me separé de su abrazo.

- Creeme, Jude y Layla no pueden sentirse mas orgullosos de ti.

Sonreí con agradecimiento hacia él, viviría mi vida en deuda con Igneel-sama; jamás me alcanzará la vida para poder pagarle todo lo que había echo por mi, por ayudarme y salvarme; ahora sólo me queda pasar página a un nuevo capítulo en mi vida; junto a mi hija y Natsu Dragneel; mi pronto esposo.

- Perdonen la interrupción - vi hacia la puerta, Jellal se asomaba en ella acaparando nuestra atención - ya es hora, todos los invitados están esperando, además que a Natsu parece darle un infarto de lo desesperado que está.

Reímos por su broma, pero a la vez sabíamos que no exagerada para nada, era el más nervioso entre todos nosotros y eso era cómico de ver.

- ¿Qué tanto? - preguntó el señor de cabellos rojos.

- Dijo que si Lucy no aparecía en cinco minutos la iba a secuestrar así tenga que dormirla con cloroformo.

- Ok, si es un exagerado - juguetee - ya vamos, gracias Jellal.

Nos sonrió y asintió para después irse por donde vino, luego voltee a ver a Igneel y me asintió, le sonreí con complicidad.

Era hora.

[...]

En mi mano derecha llevaba aquel ramo de rosas blancas con amarillas; mi brazo izquierdo estaba entrelazado con el brazo del padre de mi prometido quien estaba esperando impacientemente en el altar de la capilla de la Iglesia.

Los alrededores habían sido decorados como si fuesen copos de nieve cayendo desde el cielo, todos vestían de celeste u azul rey, pues a una de mis queridas organizadoras quería que fuese así y yo no me negué ante la idea.

Natsu llevaba un traje blanco con una corbata roja fuego en ella, era tan guapo a como se viera y yo estaba profundamente enamorada de él; Erza vestía un largo vestido corte imperio de color celeste con detalles dorados, Grey llevaba un traje negro y acróbata era celeste, haciendo juego con el vestido de la peli escarlata.

Hasta ahora todo iba marchando bien, mi pequeña Nashi estaba en brazos de Juvia, dormida con un ligero puchero en sus labios.

Caminábamos al ritmo de la marcha nupcial, sentía que entre esas avanzaba mas lejos estaba mi destino al lado del hombre que amaba; eso creí hasta que por fin llegamos, no pude evitar sonreí al tenerlo frente a mi, Igneel me soltó y me entregó a su hijo, no sin antes advertirle lo que pasaría si me lastimaba. Cuanto deseaba que papá estuviera aquí para decir eso; aún así, aprecie el lindo gesto del padre de mi novio.

Escuchaba lejana las palabras del cura, sentía la mirada que Natsu clavada en mi, aunque estuviera a mi lado; de pronto todo a nuestro alrededor desapareció y sólo mermado nosotros dos al momento de entregarnos los anillos.

- Si hay alguien aquí que se oponga a esta unión, que hable ahora o...

Y todo el terror se desató con ese disparo que sonó, buscaba a mi hija entre la multitud, Grey había llegado con Juvia rápidamente y entre e los dos estaba mi hija, despierta y a punto de llorar, mientras ambos con sus cuerpos la protegían de cualquier cosa que pasará. Jellal tenía a Erza detrás de él así como Natsu conmigo e Igneel-sama, estaba frente a su hijo.

- Maldita, Layla - escuche aquella voz de mis peores pesadillas - me engañaste, te amé con todo mi corazón y así me pagas.

- Agnologia, baja esa arma - pidió el de cabellos rojos con cautela.

- No te metas, Igneel; esto es entre la zorra de Layla y yo.

- ¿Estas escuchando siquiera? - preguntó el antes mencionado - ella no es Layla, Layla falleció en un accidente que tu mismo causaste.

- ¡Mentira! - gritó haciéndome estremecer.

Natsu sintió mi miedo, sólo pudo tomar mi mano y apretarla sin llegar a hacerme daño, escuchaba los llantos de mi hija, estaba desesperada por ir con ella.

- Agnologia, es la verdad - continuó Igneel - mataste a Jude y a Layla, tu maldita obsesión enfermiza nos ha llevado a esto; la asesinaste, secuestraste a su única hija y tu retorcida mente piensa que es Layla cuando no es así.

No quería recordar nada, ni de nuevo, pero todo aquello malo que me había pasó, llegaba a mi tan rápidamente que mis lágrimas calientes empezaron a resbalar de mis ojos sin poder parar.

- ¡Cállate! - gritó con odio.

Y lo siguiente que escuché como cargaba de nuevo el arma y se soltó un disparo seguido de otro más.

¿Había acabado todo ya?

Accidentalmente Enamorados ; Natsu Dragneel [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora