Capítulo 50

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3 meses después de la boda ...


Emilio:

Dado que es viernes y Joaquín no trabaja hoy decidí pedirle comida China esta noche, algo que lo sorprendiera cuando llegara a casa después de llevar a Maddie a casa de sus padres porque Renata tiene una noche difícil y nuestra bebé parece ser su bálsamo de alivio.

Tenía todo planeado para una buena cena-cita, incluido nuestro nuevo libro favorito. A pesar de la hora, Joaquín todavía necesitaba un tiempo de inactividad de un par de horas antes de poder dormir como regla. Pensé que un poco de tiempo de juego y la cena serían perfectos. El hecho de que las luces estuvieran atenuadas y yo encendiera una vela no significaba más más que algo romántico y una mierda, ¿verdad?

Todavía me sentía en nuestra luna de miel.

Tenía toda la comida dispuesta en nuestra mesa, con cúpulas de metal de lujo sobre los platos para mantener la comida caliente y la favorita de mi marido cuando se abrió la puerta.

-¿Por qué es tan oscuro aquí? -grito Joaquín.
-Oye, Amor... pensé que podríamos tener un poco de luz ambiental para relajarnos. Estoy en el rincón del comedor. -Me volví cuando Joaquín entró en la cocina desde la entrada cerca de la puerta.
Sus ojos parpadearon en la penumbra, pero que parecía muy feliz al respecto.
-Mierda, Emilio. ¿Hiciste esto por mí? Esto es increíble.- Joaquín caminó hacia donde yo estaba parado y tiré de él contra mí, donde realmente lo abracé. Él se relajó enseguida entre mis brazos y me abrazó mientras le hablaba al oído.
-¿Cómo estás hoy? ¿Te sentiste mejor?-Joaquín se echó hacia atrás y me miró con cautela.
- Estoy bien, solo me duele un poco la cabeza.
-Genial, siéntate y mira lo que escondí debajo de esa cúpula para ti.
-Como quieras-Joaquín parpadeó y se deslizó en su silla.

Levanté la cúpula con un floreo, preparado para verlo perder su mierda. Cuando la fragancia de su pollo favorito de kung pao y arroz frito lo golpeó.

Esperaba una gran sonrisa y tal vez otro de esos increíbles abrazos. En cambio, lo vi en estado de shock cuando Joaquín saltó y miró a su alrededor con pánico antes de correr hacia el fregadero.

Apenas pude llegar allí, antes de que mi marido comenzara a vomitar.

Observé con asombro como él proyectil vomitó un surtidor a la derecho en el fregadero. Sin embargo, después de darme cuenta de lo que estaba sucediendo, volví rápidamente a colocar la cúpula sobre la comida y me apresuré a abrir el agua. Mientras su vómito se escurría por el desagüe, Joaquín permanecía de pie con las manos apoyadas en el mostrador, jadeando y temblando.

Una vez que el lavabo estaba claro, cerré el agua y tome a Joaquín en mis brazos para un abrazo. Él se estremeció contra mí, su cara enterrándose en mi cuello.

-Ah, mierda, bebé. Lamento lo que eso te desencadenó. Ve a ponerte ropa suelta y te invitaré a tomar una taza de té, ¿está bien?. Tenemos algunas galletas o alguna mierda por ahí también. -Su nariz chocó contra mi clavícula cuando él asintió con la cabeza.
-Está bien, pero quiero que sepas que lo que hiciste aquí fue fantástico. Siento que mí estómago lo arruinó.

Sonreí ante sus palabras amortiguadas.

-No pasa nada cariño. Hice esto por ti porque quise.

Se inclinó hacia atrás y comenzó a alejarse, pero lo sostuve de modo que lo saqué de la habitación con mi brazo alrededor de su cintura mientras tomábamos el atajo de la cocina al otro lado de la entrada al pasillo donde estaba nuestra habitación.

-Creo que puedo tomarlo desde aquí -se rió entre dientes fuera de la habitación- Me pondré unos pantalones de pijama y luego voy a reunirme en el sofá para el té y galletas, ¿de acuerdo?

Mr. Perfect Match || Emiliaco M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora