Capítulo 41

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Maratón 2/3

Emilio:

Una semana había pasado volando completamente en lo que parecía un abrir y cerrar de ojos y por más que la adrenalina de la competencia fuera alta y densa no se comparaba con la que había tenido en todo el día. La emoción de lo que significa el mayor de mis pasos respecto a Joaquín me tienen más orgulloso que el maldito marcador con los puntos casi necesarios para llevarme el título del torneo de maestros durante otra temporada.

Sin dudas podía llamar a este mi año.

Hoy.

Había planeado mi propuesta de matrimonio.

Y estoy jodidamente nervioso.

Joaquín no tiene ni idea pero había planeado una cena privada en uno de los mejores restaurantes en Turín. Quería que la cena fuera especial para Joaquín y para mí. Se merece lo mejor y mientras pueda dárselo lo haré, él me había acompañado toda la semana mientras competía, había tenido una casi lesión que no dejo dormir a Joaquín toda la noche. Había sido un tirón por una mal pisada mientras competía en una de las rondas de cuatro por cuatro.

Me había recuperado bien y estaba más de nervios porque podía sentir la preocupación de Joaquín por la cara que había hecho la cual todo mundo pudo apreciar porque me habían puesto en pantalla como si no fuera suficiente la luz en el centro del estadio, él se había pasado toda la noche tallando mi pie, fue demasiado lindo de su parte como para decirle que realmente no me dolía.

Está mañana mientras todos desayunamos en la terraza de la suite, con Joaquín a mi lado y Maddie en su regazo todo se sentía realmente en su lugar. Cuando Uberto se levantó me acerque a besar a Joaquín y lo seguí hasta la cocina.

—Ahora vuelvo — dije siguiendo a su padre hasta la cocina.

Cuando lo encontré se estaba lavando las manos me acerque hasta pararme a su lado. Sabía que cualquiera de ellos volteara nos vería pero por suerte nadie podría escucharnos. No había sido mi primer pensamiento avisarle esto a Uberto pero después de escucharlo cantar a Joaquín supe que tenía que venir a él y pedir a su hijo porque Joaquín lo merecía.

Merecía cualquier cursilería que se me pudiera ocurrir.

—Emilio.— dijo cuando me vió.—¿Pasa algo, hijo?
—No. Solo quería hablar contigo un segundo.— dije y Uberto se recargo a mi lado en la isla de la cocina.
—Bien. Soy todo oídos, hijo.— dijo palmeándome la espalda.
—Hay algo de lo que quería hablarte. Es sobre Joaquín y yo.

Uberto se sentó en uno de los taburetes y me invitó a sentarme.

—Adelante. Te escucho.— dijo mirando hacia la terraza.
Respire hondo y casi suelto una risa por lo tonto que me sentía.
—Primero empezaré agradeciéndote por criar al mejor ser humano que he conocido y al mejor amigo que el hombre podría tener.—Uberto volteó a verme cuando las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. Pero tenía que decirlo el gato estaba fuera de la bolsa.—Se que ya nadie hace esto porque siempre me pareció anticuado y ridículo pero no contigo, no si se trata de Joaquín.

Él me miró sin decir nada esperando que continuará.

—Permíteme decirte que eres uno de los mejores padres que he conocido, la forma en que amas, y cuidas de Joaquín y Renata es digno de admirar. Eres un hombre realmente bueno y lo sé porque Joaquín tiene virtudes que he visto vienen de usted.— sonreí mirando a Joaquín mientras le daba de comer a Maddie.— También eres un abuelo maravilloso y el mejor que Maddie tiene la suerte de tener. Y es por eso que quiero pedir tú permiso y bendición para casarme con Joaquín.

Mr. Perfect Match || Emiliaco M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora