Capítulo 35

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Emilio:

Es una perfecta e inusual noche de domingo. Tan diferente a lo que alguna vez he tenido, antes de ser quien soy ahora, un tenista de renombre con una cuenta bancaria que volvería loco a cualquiera nunca me he sentido como en este precioso momento. Vivo. Real. Así me siento. Aquí con Maddie haciendo ruidos y golpeando su plato mientras intento hacerme un licuado.

Joaquín ha estado trabajando en el árbol genealógico de una figura pública por cinco días, me ha estado contando es más enredado que el que me contó cuando recién nos estábamos conociendo. Menciono que está buscando a su primogénito.

Solo Joaquín tiene suficiente paciencia para ser apasionado de algo tan difícil y no solo es rastreo si no lo emocional que resulta ser encontrar a alguien.

He estado cuidando de mi hija durante toda la tarde, una hermosa y tranquila tarde de julio, bueno era así hasta hace unos segundos que mientras le daba a Maddie de cenar deje mi licuado con vitaminas en el mostrador junto a ella y me voltee un segundo y se lo tiro encima.

Mi increíble cocina ahora es una absoluto desastre y ella se ríe como si fuera gracioso. Tengo que bañarla antes de que Joaquin aparezca y nos vea. Fue muy gracioso ver su cara bañada de líquido y no pude evitar reírme antes de medio limpiar.

Tomó mi celular y le tomo una foto.

—Eres una chiquita traviesa.— le digo mientras la desabrochó de su silla. Ella estira su mano y toma mi camisa.
—Papá.— grita y mi corazón hace un montón de rabietas. La levantó separándola de mi ropa cuando veo que los líquidos le chorrean de la ropa. Le quitó todo dejándola en pañales.
—Si bebé, papá te va a dar un baño porque apestas a huevo.—paso mi nariz por su pancita y se ríe dulcemente.—Y si papá Joaquín nos ve sucios se va a enojar conmigo. Y no queremos eso.
—Papaaaá.— canturrea ella mientras caminamos hacia el baño de si habitación.

La pongo de pie en su bañera con patas y le quitó su pañal. Gracias al cielo está limpio. ¿Cómo puede algo tan chiquito y bonito hacer semejantes cosas? le enjuagó todo el licuado con la manguera mientras cierra los ojos.

—Maddie. Maddie.— le hablo mientras ella sonríe y se pasa las mano por los ojos.—¿Qué voy a hacer contigo hija? ¿Eres conciente de que tenía que tomar eso hace unos minutos? Y tú lo tiraste todo.

Alcanzó el jabón para bebe de la repisa y tomó una de las esponjas de colores que he visto usar a Joaquín y comienza a bañarla. Ella levanta sus brazos y pies para que la enjabone. Al menos no se retuerce ya que parece disfrutar de su baño.

—Eres muy lista Maddie. Ahora vamos a ponerte shampoo.— la siento y le lavo su cabello negro y rizado bastante igual al mío. Ella mantiene su cabeza hacia abajo mientras le pasó los dedos por su cabeza y comienzo a enjuagarla. Acercó mi nariz y él olor a medicina no se va.

Joder Joaquín se va a enojar conmigo. Le vuelvo a lavar con su shampoo y está vez se lo dejo más tiempo. Hasta que el apeste se va y huele a bebé limpio.

—Ya hueles rico muñeca. Ahora que tal si jugamos con tus patos de hule.— le pregunto y ella asiente enseguida como si supiera lo que le estoy diciendo.

Al menos no es tan difícil.

Le pongo el tapón a la bañera y comienzo a llenarla no demasiado para que no se vaya a resbalar. Mientras está sentada le pongo los patos y pelotas para jugar. Encuentro un líquido que huele a lavanda y se lo agrego. Dice algo sobre relajar así que si eso la dormirá lo usaré. Ella patea y golpea el agua.

—¿Me falta algo Maddie?.— le pregunto mientras estoy incado a su lado mientras ella se ríe y balbusea cosas sin sentido.
—Paaa.—grita y yo escaneo la habitación.
—Joder.— digo y agarró una base en la que Joaquin la sienta para que no se resbalé hacía atrás.—Ven Mad. Levántate.

Mr. Perfect Match || Emiliaco M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora