Nos casamos.

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- Otro whisky doble, por favor.

Este era el segundo vaso de una larga lista que no hacía más que comenzar. Y me lo merecía. Me merecía este whisky y todo el alcohol que podía haber en los bares de la zona, solo por ser "Eva, la ilusa" ¿Cómo podía haber llegado a imaginar por un segundo que Adri podría sentir lo mismo? ¡Tonta, tonta y mil veces tonta!   

El vaso que acababa de deslizar el camarero por la barra no me haría olvidar ni la primera "t" de la palabra tonta y mucho menos la cara de idiota que había puesto después de enterarme.

"Pequeñas gotas de agua se deslizaban desde mis hombros hasta perderse en el interior de la toalla después de haber caído desde las puntas de mi pelo mojado. Nada mejor que un baño relajante después de un duro y largo día de estudio. Ni en mis mejores sueños podría haber llegado a imaginar que me aceptarían en la universidad de Salamanca y mucho menos que fueran ellos quienes me pidieran a suplicas que ingresara.

Con una sonrisa en mis labios, giro sobre mis talones preparada para empezar un rápido trabajo de secado o eso se suponía que debía hacer hasta que el timbre sonó incesantemente. Tan solo por el tono, supe de quien se trataba.

- Ya voy Adri- sonreí al mismo tiempo que caminaba velozmente hacía la puerta sujetando la toalla para evitar que esta cayera. Mi sonrisa se esfumó por completo en el momento que abrí la puerta y encontré tras ella a Adri y a Laura. Mis mejores amigos, enemigos entre sí. - Hola- me salió un hilo de voz, jamás hubiese pensado verlos allí juntos y sonriendo. Sentí a Vega enredarse entre mis piernas en el preciso momento que di dos pasos hacia atrás para permitirles el paso.

- Sentimos llegar a estas horas- dijo Adri haciéndome comprobar que solo eran las 20:00 y caminando con total libertad por el apartamento.

- O sea que habéis venido juntos- los señalé con el dedo índice, sintiendo cómo mi boca se abría y mi ceja se alzaba por sí sola-

- Sí, es lo normal- respondió Laura sonriendo y sentándose a penas a unos centímetros de su peor enemigo.

- Pues yo de normal no le veo nada- respondí susurrando y agarrándome la toalla aún más fuerte- ¿Qué pasa?

- ¿Por qué tiene que pasar algo?- mal disimuló Adri apartándome la mirada.

- Adri... -insistí olvidándome de sujetar la toalla para cruzarme de brazos. Debía de ser algo muy importante como para que vinieran los dos juntos. Sin pensármelo dos veces me senté en el sillón de enfrente y los miré fijamente, pronto alguien terminaría cantando.

- Vale, venga...- se dijo Adri mas para sí mismo que para nosotras. Yo no aparté la vista de sus manos inquietas, que sin saber cómo, terminaron sobre el muslo de Laura. Con ese simple gesto me quedé tocada, pero al terminar de ver cómo ella le agarraba la mano y la acariciaba, me dejó muerta- Laura y yo... ¡Nos vamos a casar!- lo dijo gritando y riendo, como si fuese algo de lo que estar contenta. ¿Se iban a casar? ¿Ellos? ¿El amor de mi vida y una de mis dos mejores amigas?

- Y queremos que seas la madrina –remató Laura hundiendo el puñal aún más adentro. De pronto, en mi gran día, aparecía la boda de Adri y... yo no era la novia.

- Se suponía que os odiabais- a mí más temprano que tarde me iba a dar algo.

- Bueno, eso era solo para fingir que no nos gustábamos- dijo Laura pasándole un brazo por el hombro a Adri y pegándolo más a ella- Pero yo desde que lo conocí supe que era el amor de mi vida, el hombre perfecto- para mi mala suerte sabía muy bien lo que era saber que Adri era el hombre perfecto.

Deseo a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora