Adri empujó la puerta con suavidad después de girar la llave que había introducido en la cerradura. Después del encuentro que había tenido con aquella chica, me había decantado por volver al hotel solo, no sin antes despedirme de Adri y Laura, los cuales me comentaron sobre un apartamento en el centro. Justo lo que yo quería. Y al final estábamos aquí, observando todas y cada una de aquellas extensas y muy bien decoradas habitaciones. Tanto que ni siquiera tendría que traer más que la cama, los sillones y los accesorios indispensables, porque el resto era increíblemente perfecto. Tal y como lo esperaba. No debía ni decirse que este apartamento iba a caer en mis manos.
- ...son 300 metros cuadrados solo para ti. Lo que puede llegar a equivaler a 2 casas normales. ¿Qué opinas?- Adri se cruzó de brazos y me miró sonriente. Yo volví a recorrer con la mirada el salón y contemple una ventana que llegaba hasta el suelo, y al parecer, conducía a un balcón.
- ¿Hay un balcón?- caminé hacía él, mirando a través de la cristalera y sonriendo al ver lo espacioso que parecía ser. Salí fuera y observé lo alto que estaba aquello para ser el tercer piso. Luego miré hacia la derecha y observé como el otro balcón estaba casi perfectamente pegado al mío.
- He dicho que es muy espacioso- me recordó dándome una palmada en el hombro- Y por el otro balcón no te preocupes, tu vecina es de fiar- sonrió apoyándose en la barandilla para observar como el sol todavía salía en el horizonte.
- Vecina... - suspiré apoyándome también, pero mirando hacia la calle contemplando como la mayoría de los coches salían para su trabajo o algún lugar concreto. Reí levemente al recordar la locura de noche que había vivido. No había podido sacar a esa mujer de mi cabeza ni un instante, y ahora que era consciente, pensaba en que tal vez nunca más podría volver a verla. Y eso me quitaba la respiración, y no entendía el porqué.
- Sí, vecina- me miró, no porqué lo estuviera mirando, si no porqué lo sentí. Yo me giré lo más lentamente posible para observar su sonrisa resplandeciente que quería decir algo- ¿Cómo te fue con la chica de ayer?
- ¿Bromeas?- lo miré sarcásticamente, pero él estaba serio como una estatua- ¿Tú eres tonto? ¡Mal! Claro que me fue mal, y lo habrías adivinado si recordaras como volví a la fiesta. ¡Empapado de pies a cabeza!- murmuré cosas incomprensibles, claramente enfurecido.
- Yo pensé que te había dado por darte un baño o algo parecido- lo miré serio y entonces sonrió, yo lo seguí- ¿Tu qué sentiste? Porque puede que no haya salido bien, pero algo debiste haber sentido- Puede que ahí tuviese toda la razón.
- Me sentí...- miré al cielo sonriendo-... como un quinceañero que acaba de conocer a lo que es su primer amor. No sé... la manché con una copa, caímos a la piscina, nos insultamos... se fue...- suspire pesadamente- ... todo paso muy rápido, pero fue como... mágico.
- ¿Has dicho que la manchaste con una copa?- preguntó sonriendo como nunca y mirándome divertido, como si le hiciera gracia.
- Sí- asentí pensando que si eso no hubiese sido así las cosas serían diferente... o no. Esa chica tenía mucha personalidad, justo era eso lo que más me había gustado de ella- ¿Por qué lo preguntas?
- Así conocí a Laura y mírame ahora- me enseñó su recién colocada alianza y yo me asusté ante la noticia- Pero tu tranquilo, no te asustes- reímos y me erguí para volver dentro.
- Me quedo el piso- aseguré. Algo me decía que ese era mi lugar y que estando allí iba a hacer que mi vida cambiara por completo. La sonrisa de Adri parecía no indicar lo contrario a lo que acababa de decir-
- Entonces firmamos el contrato y me acompañas al aeropuerto- sonreímos y volvimos a entrar para terminar los tramites, a partir de mañana ya podría estar viviendo en aquel espectacular lugar. Justo lo que necesitaba. Y después de eso... tenía algo en mente... Encontraría a aquella chica. Lo haría.
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Deseo a las estrellas
FanfictionEva Barreiro es lo que puede considerarse, una chica normal. Con 23 años recién cumplidos se acababa de independizar, mudándose a uno de los pisos en el centro de Madrid que poseía Adri, su mejor amigo. Llevaba enamorada de él desde que casualmente...