Estaba más bonita que nunca y sabía que esto podía sonar un poco extraño ya que estaba con unos guantes de fregar y una cola mal hecha, sin embargo, me parecía tan bella como la primera vez que la había visto con ese vestido rojo.
No esperé a que me invitara a entrar, directamente me adelanté y avancé hacía la sala donde se encontraban tres chicas, posiblemente eran esas con las que había hablado la última vez, las que me habían ayudado de algún modo u otro a que estuviese plantado aquí, ahora.
- Hugo...- volvió a repetir con la misma dulzura que al principio, lo que me parecía increíble ya que después de todo lo sucedido lo que me esperaba era un par de chillidos cuando me viera. Pero como siempre me pasaba con Eva nunca podía dar nada por hecho.
- Hola- saludé sonriendo, intentado tomarme esto con la mayor normalidad del mundo, haciendo como si no le hubiese hecho daño y todo siguiese tal y como lo habíamos dejado- ¿Cómo te va?- pregunté sabiendo que esto no estaría así por mucho tiempo.
- ¿Qué haces aquí?- dijo aún sin poder creerse lo que veía- Digo, ¿tú no te ibas a Tokio?- sí, sin duda alguna, no se creía que me encontrase allí.
- Me iba... pero no pude- dije sonriendo levemente- No podía irme porqué nunca debí darte por perdida, y ahora... pienso estar para siempre, contigo- susurré recordando las palabras que ella me había dedicado en aquel mensaje. Eva tenía pinta de creer estar en un sueño y no era para menos. Si hubiese sido ella la que hubiese hecho esto, yo no sería capaz de diferenciar la realidad de la ficción.
- No deberías haber venido- me respondió haciéndome saber que esto no iba a ser tan fácil, lo que era bastante normal.
- Pero lo he hecho... y no pienso largarme de aquí...- iba a continuar diciéndole que solo me largaría de allí con ella de mi mano, pero eso sería adelantarme mucho a los acontecimientos, sobre todo sabiendo que posiblemente me llevase mucho tiempo volver a conquistarla.
- Pues si eso es lo que quieres... te aconsejo que te vayas buscando piso- me declaró de manera seria, aunque por mucho que se negara a admitirlo, también podía ver las ganas de sonreír que esbozaba.
- Ya lo he hecho- le contesté- Soy tu vecino- ella abrió los ojos como platos y yo reí- ¿Cómo te quedas?- Eva empezaba a enfadarse, y eso me llenaba de humor- Bueno, no el de enfrente, estoy un piso más arriba pero no creo que te importe, solo dejo caer el dato por si alguna vez quieres hacerme una visita, tomar café, aceptar mis disculpas, volver conmigo... cosas normales.
- Mira- definitivamente, estaba sacando su humor y eso me encantaba, me encantaba sentir como si de nuevo hubiésemos descubierto que somos vecinos y como si no hubiese pasado nada entre nosotros-... si piensas que voy a volver contigo, debes estar completamente loco porqué tendrías que jurarme amor eterno para ello- yo sonreí.
- ¿Quieres saber que hago aquí, por qué y gracias a quién?- ella se cruzó de brazos, desafiándome con la mirada.
- Si quieres...- contestó haciendo como si no sé muriese de ganas por saberlo.
- Hace un par de semanas Adri fue a visitarme y me lo contó todo, luego te llamé y bueno, eso lo sabes- suspiré, volviendo a sentirme como un niño que esconde una galleta- Pensaba renunciar a todo lo que había conseguido, a mis amigos, a mi familia, a ti...- sonreí-... pero luego escuché tu mensaje y... me di cuenta de que no podía irme a Tokio ni a ningún otro sitio en el que no estuvieses tú- ella sonrió débilmente, mirando hacia abajo.
- ¿Cómo me encontraste?- preguntó sin levantar la cabeza.
- Te llamé para hablar contigo, para decirte que te quería y que no iba a renunciar a ti. Pero unas chicas, a decir verdad, tres chicas, acapararon el teléfono y me dieron toda la información que necesitaba. Me dijeron donde estabas, el sitio en el que vivías e incluso me ayudaron a conseguir el piso- vi como tres cabezas se asomaban desde el espejo.
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Deseo a las estrellas
FanfictionEva Barreiro es lo que puede considerarse, una chica normal. Con 23 años recién cumplidos se acababa de independizar, mudándose a uno de los pisos en el centro de Madrid que poseía Adri, su mejor amigo. Llevaba enamorada de él desde que casualmente...