Se vende. I

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Se me hace imposible no mentir cada vez que me preguntan... ¿Cómo estás? Se me hace imposible no mentir cada vez que respondo... Muy bien, creo que lo he superado. Se me hace imposible no mentirme a mí misma cada vez que miento.

Las horas pasaban en el reloj, pero mi cuerpo todavía estaba estancado en el momento que sentí que mi vida se derrumbaba ladrillo a ladrillo, para luego darme cuenta de que ni el más fuerte de los cementos podría volver a construir eso que se hacía destruido.

Los días pasaban lentos y dolorosos. Había ocasiones en las que sentían ganas de salir al ver el brillante sol aparecer tras las nubes, pero luego caía en la cuenta de que en mi corazón todavía habiendo una gran tormenta que me aconsejaba no salir de mi escondite:

"– Te quiero- susurró contra mi oído haciéndome estremecer como cada vez que lo hacía. Luego sentí sus manos rodeando mi cintura mientras los dos mirábamos hacía la misma dirección.

- ¿De verdad?- pregunté aún con la vista fija en aquella pareja de ancianos que parecían quererse como unos jóvenes adolescentes.

- Claro que , nunca me iré de tu lado- sonreí al escuchar eso, pero algo dentro de mi me decía que no creyera sus palabras porqué podría acabar recordándolas muy pronto.

- ¿En serio? ¿No me mientes?- me deshice de su abrazo para poder mirarlo fijamente a los ojos, solo haciendo eso sabía cuando mentía y cuando no.

- Claro que no te miento, eres mi vida- lo abracé, lo abracé como si el mundo se fuese a acabar en aquel instante, como si uno de los dos pudiese desaparecer de repente, como si nuestras almas pudiesen dejar de sentir de un segundo a otro. Sus ojos no mentían...-"

Eso es lo que solía decirme siempre y yo le creía como una ilusa que llega a imaginar que una rana puede convertirse en príncipe con un beso de amor. ¿Y ahora qué? ¿Dónde está? Me mintió y dejó que las palabras se las llevase el viento como si no tuviesen ningún valor. Lo peor de todo es que yo lo creía cuando me decía que me quería, pensaba que era sincero porqué sus ojos lo eran... pero desperté de ese dulce sueño y me di contra el suelo.

Era mi sueño, pero ahora que no está me doy cuenta de que mis sueños eran mentiras porqué yo misma me había encargado de alimentarlas. Le dejé que jugara conmigo como una marioneta que manipulaba a su antojo... pero, siendo consciente de que la culpa era mía.

No me había equivocado al pensar que tendría que haberle contado la verdad antes que a nadie, que tendría que haberle dicho infinidad de veces que a pesar de todo era el único al que amaba, y ahora lo había perdido por un mísero error.

Ahora sé que no volverá, que encontrará a otra persona que le hará olvidar todo el daño que yo le causé y le hará feliz... entonces él le jurará amor eterno... ¿Se acordará entonces de ese amor que me juraba a mi? ¿Se acordará de que me juro una vida entera a su lado, de que me juro que nunca se iría de mi lado... de que me juro... tantas cosas? Y que yo sigo aquí esperando a que se hagan realidad, aún sabiendo que es en vano, pero siendo consiente que ese es el único sueño que no desaparece para mí.

"Estaba nervioso, no mejor aún, atacado. Mis padres todavía no habían bajado, ni tampoco mi hermana, por lo que me había sentado en el sofá para acompañarlo. Este miraba las fotos de cuando era pequeña y sonreía intentado calmar sus nervios.

Apreté con fuerza su mano al ver como comenzaba a golpear el pie contra el suelo, intranquilo, tanto o más de lo que nunca lo había visto.

- ¿Quieres relajarte?- le susurro dulcemente- Todo va a salir bien, les vas a encantar... a mi me encantas- sonrió y me apretó la mano mientras besaba mi mejilla. El ruido de los pasos al bajar las escaleras hizo que me diera un vuelvo al corazón.

Deseo a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora