Es insoportable. I

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Puse los brazos en jarra y cara de cabreada al ver cómo se acercaban Sam y su amiga Nia, con total naturalidad, como si no me hubieran tenido esperando aquí fuera más de media hora. Al parecer estaban la mar de contentas, porqué lanzaban comentarios y reían a carcajada limpia. Intenté aparentar más enfado cuando llegaron a mi posición, pero al parecer no sé daban ni cuenta de estaba allí.

- Este... hola. Me llamo Eva y soy la ignorada que se ha pasado media hora bajo la lluvia- mi voz irónica tuvo que escucharse al otro lado de la acera, porqué una pareja que pasaba por allí se paró para mirarme de forma extraña. Las chicas se fijaron en que me encontraba allí.

- ¿Por qué chillas loca? -Dijo Sam mirándome con mala cara- No tiene porqué enterarse la cajera del súper- en ese mismo instante me dieron ganas de saltarle encima y despeinarle el peinado que se había hecho hoy en el pelo.

- No chillaría si hubierais estado aquí hace media hora... a ver... ¿Qué estábais haciendo para llegar a estas horas?- opté por retirar los brazos de mis caderas para cruzarlos y seguir con mi pose seria poco convincente.

- Como si no lo supieras...- dijo Nia con toda la normalidad-... Sam conducía- aclaró dándome a entender que era muy normal que llegaran tarde, yo había pasado por eso.

- ¿A quién ha atropellado esta vez?- pregunté a Nia notando la mirada fulminante que nos lanzaba Sam mientras nosotras emprendíamos el rumbo hacia una larga y entretenida tarde de compras- ¡Es broma Sam!- dije riendo al notar como se quedaba atrás y la invite a meterse entre nosotras.

- ¡Ay! A esa tienda primero- se lanzó a decir Sam al ver una tienda de zapatos donde ponía "Nueva temporada"- Quién sabe si me vuelvo a encontrar con "ojos de azabache". Necesito unos zapatos que me queden divinos- puso como excusa antes de arrastrarnos dentro de la tienda.

- ¿Cómo te va con el vecinito, Eva?- ya estamos... si Sam no sacaba el tema, tenía que ser Nia. Pero al final una de las dos terminaba recordando la razón por la que quería salir a distraerme la mayor parte del tiempo.

- No sé a que te refieres, es mi vecino, muy agrio, pero mi vecino y punto, nada que ver- disimulé yéndome hacia una estantería para mirar unos zapatos, pero la voz de Sam desde el otro lado de la tienda resonó.

- Sí claro. Nia tú no le hagas caso, que está muertita por sus huesos aunque no lo diga, pero se parece a mi abuela cada vez que sube el butanero buenorro, se asoma a la ventana para verlo- tomó aire después de exclamar por unos zapatos que tenía en la mano- Vamos, que está frita la chica.

- ¡Eso es mentira!- me defendí acercándome a ellas- Hugo... es el hombre más testarudo, orgulloso, egoísta y egocéntrico que he conocido en mi vida y no me gusta...

...

-... Nada. Eso es lo que voy a intentar con esa cabezota. Nada. A no ser que me venga a pedir perdón por todas las bromas pesadas que me ha gastado desde que me vine a vivir aquí- dije chillándole a Flavio desde el interior de la ducha.

- Eso dices de boca para fuera, pero en realidad te encantó que te la jugara con la sal. Vamos, que fue la broma más inteligente que he visto en mucho tiempo- resonó en el baño bajo el sonido del agua caer contra mi cuerpo.

- ¡No! Pero tu tranquilo que yo no sé cómo, ni cuándo, pero se la voy a devolver, porqué si hay algo que no pienso permitir es que esa niña de papá se salga con la suya- me mordí el labio con rabia al recordar cómo se había burlado de mí por lo de la sal, nada más verme esta mañana.

- Eso dices siempre, pero después no digas que no te advertí que vas a terminar muerto de amor y con el corazón partido por esa chica- sonó como uno de esos expertos en adivinar tu futuro amoroso con el tarot. ¿No me estaría robando las cervezas?

Deseo a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora