- Sí, esa es la dirección- enrollé el cable del teléfono con mi dedo índice mientras observaba el sillón donde Hugo se había lanzado, el mismo en el que nos habíamos dado nuestro primer beso-... ¡Sí, sí! Sigo aquí...- contesté a la otra persona- Vale, gracias- fue lo ultimo que dije antes de colgar.
Sin decir nada suspiré y caminé en dirección al sillón pequeño, no me apetecía nada sentarme a su lado y volver a sentirme como aquel día, tan hechizada que habría sido capaz de casarme con él si me lo hubiera pedido. Miré con disimulo como él cambiaba los canales sin decir absolutamente una palabra, simplemente se limitaba a poner muecas según el programa que aparecía en la pantalla. Yo sonreí al ver como se detenía en Sálvame y abría los ojos como si le pareciera increíble que dieran semejante cosa en la televisión.
- Ya no saben qué inventar- susurró mirándome con una sonrisa. Yo desvié mi mirada a la tele para intentar disimular que me había pillado- ¿Quieres ver algo o puedo apagarla?- yo me quedé sin habla y me limité a sonreír- Está bien... pues...- recé para que la dejara encendida aunque tuviera que aguantarme a Belén Esteban y su falta de inteligencia-... mejor la apago y así hablamos un poco- sentí como si un bloque enorme caía sobre mi cabeza.
- Sí... claro- susurré al notar como la pantalla del televisor se volvía negra. Permanecí mirando la pantalla fijamente mientras por mi mente pasaba todo lo sucedido estos últimos días.
- ¿Te pasa algo?- preguntó con voz suave, cosa que captó mi atención y me hizo mirarlo. Gran error por mi parte.
- No nada. ¿De que querías hablar?- disimulé y por lo visto funcionó, porqué él se limitó a encogerse de brazos y sonreírme.
- No lo sé. ¿Qué te gustaría saber?- esa pregunta provocó un pinchazo en la boca de mi estómago. Lo que quería saber realmente era quién era ella, cómo era y por qué la prefería antes que a mí. Sobretodo quería saber por qué se había mostrado tan interesado y me había besado cuando tenía novia.
- ¿Por qué te fuiste a New York?- pregunté ignorando por completo la realidad de mis pensamientos y haciendo la pregunta más profesional que se me había ocurrido hasta el momento. Tal vez esto no enfriara tanto la conversación.
- La verdad es que es una larga historia. Yo... no sé, siempre me había atraído esa ciudad, obviamente nunca tanto como Madrid, pero había algo que me llamaba la atención... cuando se me dio la oportunidad de trabajar y encima allí, no me lo pensé dos veces e hice mis maletas dispuesto a dejarlo todo. Y así lo hice... solo que no encontré todo lo que quise- sonreí al escucharle hablar con tanta naturalidad.
- ¿Qué no encontraste?- su mirada fue capaz de atravesarme o por lo menos es eso lo que me pareció sentir a mí.
- ¿Por qué crees que te lo diría a ti?- sonrió de forma tímida, como si mi pregunta le hubiese hecho recordar algo que lo hacía sentir vulnerable y avergonzado. Yo de golpe me olvidé de las novias y de todo lo que nos rodeaba, y me centré en descubrir que era aquello.
- No sé... ¿Me lo dirías?- jugueteé como lo había hecho días antes, sabía que era peligroso porqué él estaba ocupado y yo no era ninguna roba novios, pero no pude evitarlo; Hugo era superior a todas mi fuerzas.
- Si te acercas te lo digo- yo entrecerré los ojos con sospecha, pero lo único que encontré fue un chico con cara de perrito que me hacía una simple invitación.
Me levanté del sillón sabiendo que esto acabaría mal, pero aún así lo hice. Sin decir una palabra me senté a su lado sin apartar la vista de él y su cuerpo, vamos, de todo lo que era en general.
- Ya está- respondí con un hilo de voz que no fui capaz de interpretar. Tenerlo cerca era como si me absorbiera la energía y me dejase a punto para él, solo que sin convertirme del todo en un flan.
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Deseo a las estrellas
FanfictionEva Barreiro es lo que puede considerarse, una chica normal. Con 23 años recién cumplidos se acababa de independizar, mudándose a uno de los pisos en el centro de Madrid que poseía Adri, su mejor amigo. Llevaba enamorada de él desde que casualmente...