Tarde para mi. I

234 25 12
                                    

Las puertas del ascensor se abrieron frente a lo que se suponía que iba a ser mi nueva casa. Un par de calles más abajo junto con tres chicas más con las que iba a compartir la estancia.

Era el 4ºA y la verdad, es que tenía cierto parecido al que había sido mi anterior edificio, por lo menos lo que la fachada aparentaba.

Estaba un tanto nerviosa. No paraba de pensar en cómo serían mis nuevas compañeras, en si les caería bien, si seriamos amigas o si por el contrario nos haríamos la vida imposible mutuamente. Yo tenía el presentimiento de que iba a ser lo primero, se me daba muy bien tratar con la gente y seguro que serían tías de puta madre.

Introduje la llave en la cerradura, sintiendo como temblaba al hacerlo... parecía que me iba a dar una taquicardia... Iba a girarla para poder abrir, cuando desde dentro lo hicieron por mí. Pronto pude ver a una chica de ojos verdes al otro lado de la puerta, junto con otras dos más que tenían toda la pinta de estar esperando lo mismo que la primera.

- ¡Hola! – dijo la de ojos verdes con una sonrisa en los labios, yo le correspondí tímidamente- Adelante mujer, estás en tu casa- se hizo a un lado para que pasara. Yo agarré mi maleta y me adentré en la casa.

Las paredes eran blancas y rojas, con la decoración negra y blanca, a conjunto con el color de la casa. Los muebles eran modernos y al parecer tenían buen gusto para ellos, al igual que parecían ser muy limpia, cosa importante.

Me giré para ver cómo las tres se ponían en fila militar, como si esperasen que de algún momento a otro yo fuese a soltarle una orden para que pudieran respirar.

- Yo...- una de las chicas se adelantó con total soltura. A primera vista tenía pinta de ser una chica muy dulce y pacifica-... soy Romina, pero me puedes llamar Romi- me dio dos besos y me sonrió de manera encantadora.

- Yo me llamo Eva, encantada- miré a otra que comenzaba a acercarse.

- Yo soy Nerea- la chica de los ojos verdes parecía un poco más pasota que la otra, tenía pinta de ser más atrevida y loca, pero igualmente parecía una buena tía.

- No la acapares- soltó la más joven, apartando de un pequeño empujón a Nerea- Yo soy Lucía, y si quieres ligar, más te vale que juntes a mí. Nerea se los llevaría a todos y Romi te convencería a que esperaras al hombre de tu vida, así que te convengo- reí un poco asustada por la palabrería de la chica, pero también tenía pinta de ser buena tía.

- Lo sé, soy irresistible... allá por donde voy me hacen la ola- dijo Nerea, posiblemente bromeando- No le hagas caso a esta- me dijo sonriendo.

- Vamos, te enseñaré tu habitación- dijo Romi, cogiéndome del brazo suavemente y guiándome hacía mi habitación.

Sí, tenía razón. Era tal y como las esperaba, tal y como quería que fueran. Nos íbamos a llevar de maravilla. Dos meses pensando en como serían, y ahora que lo sabía, de maravilla era muy poco.

...

Sonreí mientras cogía a Anne en brazos y la llevaba hacia la cocina. Justo detrás tenía mi maleta, que se deslizaba tras de mi en completo silencio. Mañana saldría hacia Tokio y no habría marcha atrás.

Sé que habían pasado 2 meses desde la última vez que había sabido algo de ella, desde la última vez que la había visto. Pero en todo este tiempo mis sentimientos no habían cambiado en lo más mínimo.

Es más, me atrevería a decir que con el paso del tiempo incluso habían aumentado una cantidad considerable. Se había convertido ya no solo en la dueña de mis pensamientos, si no en la de mis sueños e ideas... era increíble el poder que tenía ella en mí a pesar de no encontrarse presente.

Deseo a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora