Demasiado pesado. I

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Palmeé los vaqueros para limpiar el polvo que había dejado el camión al aparcar. Al parecer el hombre no había visto la gran montaña de tierra que había en el aparcamiento y se había lanzado de golpe como si se lo fuesen a quitar siendo carga y descarga. Si a este percance sumábamos el mal humor con el que me había levantado... hoy estaba hecha una furia, lo que indicaba que no me callaría una. El hombre bajó del camión con toda la paciencia que podrían haberle otorgado, como si no se fuese a encontrar con una clienta sucia y malhumorada que no soportaba que la hicieran esperar más de una hora.

- Disculpe...- dije educadamente aunque con un tono de voz que indicaba mi enfado-disculpe señor...- el hombre parecía no darse cuenta de mi presencia mientras abría la parte de atrás del camión- ¡Eo! Sí, estoy hablando con usted... el idiota e incompetente que no es capaz de hacer su trabajo como es debido- el hombre me miró por primera vez y acto seguido, siguió abriendo la puerta de atrás.

- Estoy aquí, haciendo mi trabajo- la voz del hombre parecía pasota y cansina, capaz de aburrir a un muerto... y mucho más a una mujer viva como yo.

- Pues no es suficiente- el tipejo subió al camión para coger una especie de carro para cargar el mueble- Y mucho menos si me hace esperar más de una hora a su llegada.

- No es culpa mía- bajó con el mueble y lo descargó justo a mi lado antes de mirarme- Firme aquí- yo lo miré con mala cara y lo hice, acto seguido caminé, esperando que me siguiera, hasta la puerta del edificio. Para mi sorpresa, al girarme para atrás, lo único que me encontré fue un camión arrancando y un paquete enorme en medio de la acera.

- ¡Ehhh!- corrí un poco para intentar llamar su atención, pero ni caso, el estúpido ese desapareció de mi vista antes de que me diera tiempo a pestañear- ¡Joder!

Miré el mueble con desconsuelo, como si fuese a ayudarme con el problema que tendría de subirlo al tercer piso. Con cansancio me apoyé sobre la caja, dejando mi cabeza recostada en la palma de mi mano y pensando en qué hacer.

- Es que todo me tiene que pasar a mí...

...

Sujeté las bolsas con fuerza antes de mirar como una mujer intentaba arrastrar una caja enorme justamente delante de mi edificio. Caminé un par de pasos más adelante y esa mujer ya se convertía en una loca que daba patadas a la caja. Y con tan solo unos pocos metros de ella, esa loca era Eva intentando mover una caja que posiblemente contuviese algo muy pesado para ella.

- ¿Tienes problemas morena?- me paré delante de ella para que pudiera observar lo que sería mi cara de burla.

- Estoy perfectamente- susurró con mal humor sin mirarme directamente a la cara. El imaginármela arrastrando eso me hacía pensar quién había sido el idiota que no se había ofrecido a subírselo por el simple hecho de poder mirarla un rato más.

- Bueno, si es así...- entrecerré los ojos para seguir mirándola- Creo que dándole golpes a la caja lo único que conseguirás es romper lo que hay dentro- ella me miró por primera vez y para mi sorpresa no lo hacía con mala cara, si no con la de una chica hermosa que pretendía algo.

- Tampoco es que tenga mucho músculo- dijo tocándose los brazos delgaduchos y sonriéndome tiernamente.

- No, no lo tienes- le sonreí del mismo modo al pillar lo que intentaba conseguir.

- En cambio tú, te ves tan grande, apuesto y musculoso que me impresiona... ¿Vas al gimnasio?- me entraron ganas de reírme al ver como se comportaba.

- De vez en cuando... cuando mi trabajo me lo permite- ella se acercó un poco con sensualidad.

- Debes de tener un trabajo duro...- me colocó una mano en el pecho y de golpe creí que las bolsas se me iban a caer de las manos debido a los temblores que me provocaba su contacto.

Deseo a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora