Capítulo 45

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Era la primera vez que Ranma se ofrecía a acompañarla ¿Lo dejaba o no?

La verdad necesitaba un poco de ayuda con las bolsas para las compras. No porque fueran pesadas sino porque eran demasiadas. Después de vivir con estos jóvenes un mes, había visto su alacena vaciarse rápidamente, necesitaba comprar suficiente despensa para un mes —Claro, podemos vernos en el centro comercial. Te avisaré cuando termine mis otros pendientes— accedió. Pensó que para alguien como él, no sería lo más adecuado esperar en un pasillo mientras ella terminaba los trámites de los inmuebles —Nos vemos— dicho eso último salió por la puerta. Afuera estaban Kotaro y Mousse charlando de algo que no pudo identificar

—Estoy lista— anunció. Los dos hombres cortaron su conversación al tiempo que ella llegaba a su lado —¿Terminaste?

—Mn. Nos vemos— se despidió el médico con cortesía, acto seguido tendió su brazo para que Akane lo tomara, ella no dudó antes de aceptar comenzando a caminar —Te dejaré en la estación del metro ¿Te parece?

—Bien.

Mousse los observó irse con  bastantes sentimientos encontrados. Por un lado, no quería que la joven ahondara sus sentimientos por el médico y al mismo tiempo, él no parecía un mal tipo. Encogiendo sus hombros, decidió que no podía interferir con el destino de todos modos. Regresó dentro para comer, encontrándose a sus dos compañeros que habían limpiado el desastre de la sopa regada

—Mousse, come rápido. Vamos a ir al centro comercial— Informó Ranma con simpleza mientras engullia sus alimentos de forma sistemática

—¿Al centro comercial? ¿Por qué?— interrogó sin comprender

—Es día de despensa— con esas cuatro palabras explicó sus intenciones. Así que era por eso, de acuerdo, él podía hacer compras también ya que vivía aquí. Sin pensarlo mucho asintió para estar de acuerdo

Akane se despidió de Kotaro tomando un rumbo diferente a él. La cita en el juzgado era en cuarenta minutos, después de este día, sus labores iniciarían nuevamente. Estaba expectante por lo que vendría después de abrir su propio hotel.

Cuando Kotaro llegó a casa se hizo un chequeo extenuante como de costumbre. Revisando de pies a cabeza empezó por los ojos, nariz, boca, oídos y cuero cabelludo. Después pasó al resto de su cuerpo, con un espejo viajando por toda su anatomía se aseguró de que no tuviera ninguna otra herida además de la quemadura en su mano

Después de una hora de exhaustiva revisión, pasó a leer la correspondencia de la mañana. No la abrió en la mañana por la prisa de irse, más ahora que volvió y no tenía con qué distraer su mente. Eligió abrir sus cartas

La primera era de su madre. Cuando la mujer se volvió mayor ella insistió en quedarse en una residencia para adultos, evitando que él se preocupara. Le preguntaba por su bienestar y si había progresos con su investigación. Hacía más de un mes que no le enviaba cartas. No solía llamarlo porque sentía que interrumpiria su trabajo optando por la correspondencia, de esa forma lo que quería decirle siempre estaría esperándolo para ser leído

Antes de seguir con el resto de sobres, eligió escribir una carta para su progenitora respondiendo sus dudas. Desde que nació, fué la única persona que lo aceptó como era. Hasta la llegada de Akane

Guardó la respuesta en un sobre para al día siguiente llevarla a la oficina postal. Luego revisó el resto encontrando recibos de luz, agua e Internet, pasó de largo aquellos para echarle un vistazo a la última. Su semblante era más serio cuando leyó el remitente

Instituto de Medicina de Shibuya

Abriendo el sobre, tal como esperaba. Se halló una carta recordatorio de la finalización del internado. Así es. El internado de Kotaro en la clínica del doctor Tofu se acabaría en tres meses

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