Capítulo 3

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Ranma había discutido con Nabiki una media hora más, sin embargo no tenía caso que ambos se quedaran ahí varados, decidió irse aceptando que había llegado en un momento inoportuno para ambos

Se había convencido de que le tocaba madurar, se aseguró de no arruinar la salida en familia evitando buscar a Akane en el parque de diversiones, pero había mandado sus planes al carajo cuando la vió tan cerca de ese tipo. Exhausto lanzó su maleta al suelo del hotel, mascullando cosas incomprensibles, habían sido más de cinco horas de vuelo, esperar desde temprano para verla. No, esperar años para volver a verla le consumía el alma

Se prometió madurar y no hacerla enfadar, no tenía idea de como iba a reaccionar ante su presencia. Esperaba un encuentro más amistoso, solo ellos dos como si hubiera sido una "casualidad" A pesar de que dudaba ampliamente que pareciera una casualidad, ahí en Nerima no había nada que lo atara más, por lo que pudo investigar antes de su llegada y gracias a la carta de su madre; Nodoka y Genma ya no vivían con la familia Tendo, desde hacía tiempo

Soun no les había cobrado renta ni mucho menos corrido, simplemente decidieron partir en vista de que Ranma no volvía. No había más compromiso entre sus herederos y nada quedaba por hacer ahí, sus padres se mudaron  a Hokkaido alejándose considerablemente de la familia Tendo

Dió un sorbo a su café mirando la ventana iluminada por las luces de afuera, la penumbra de su cuarto se veía interrumpida de tanto en tanto haciéndolo notar que así como él cambió, la ciudad también. Además Akane había cambiado sin poderlo evitar, se terminó el líquido de golpe sobando su entrecejo suavemente, toda la tensión y ansias del día se habían multiplicado por mil durante minutos, arrasados por una ola de celos que quisiera o no, no tenía derecho a sentir a estas alturas de la vida

Akane se daba un largo baño de espuma en uno de los lujosos baños de la mansión Kuno, Tatewaki era más rico cada año. Dejó caer sales de baño y tónicos relajantes sobre sus hombros intentando no pensar, no creer que Ranma había vuelto por ella. Porque Dios, si ese era su motivo no lo soportaría

No le guardaba rencor, había aprendido a controlar ese sentimiento negativo, sin embargo ilusamente creyó que no afectaría nada en su vida si en algún remoto caso el azabache volvía, quiso llorar pero sintió estúpido el llanto, se sentó en la tina de baño exhalando fuertemente. Era verdad que no podría huir de su encuentro para siempre; solo esperaba postergarlo lo más que se permitiera

Sin embargo quería también terminar con esa plática de una vez, enfrentando al chico y aclarando que entre ellos no había nada, que no hubo nada en realidad. A pesar de haberlo querido no podía ser lo mismo ahora, quizá su amor propio había crecido lo suficiente, no obstante no esperaba encontrarlo tan de repente luego de tanto tiempo —¿Qué voy a hacer?

Intentó por todos los medio no recordar los momentos que juntos pasaron desde que se conocieron, cómo de a poco Ranma robaba su atención y su cariño. Se río de sí misma encontrando irónica la situación afianzó el agarre en su copa de vino escuchando la ligera contracción del cristal —No vale la pena— cerró los ojos y se sumergió en el agua conteniendo la respiración, intentando nuevamente serenar su cabeza. Salió a la superficie exhalando e inhalando con fuerza

Tomó su celular poniendo su canción favorita, dejando atrás su desasosiego. Había sido cobarde al no encararlo hace un momento, lo reconocía. Pero no iba a suceder de nuevo, llenó de convicción a su corazón dispuesta a soportar incluso sus explicaciones, su vida estaban en sus manos no en las de Ranma, porque ellos habían terminado ese ciclo de su vida

Mandó un mensaje de texto a quien se hubiera convertido en su mejor amiga. Solamente esperaba que no se tomara a mal lo que podría pasar a partir de ahora, observó la pantalla del teléfono sin obtener respuesta alguna, dos, tres, seis mensajes después se rindió, quizá mejor hablaría con ella mañana. Se levantó de la tina mojando un poco el piso y envuelta en una bata rosada se acercó lentamente al espejo

Sus ojos estaban rojos producto de jabón y haber retenido el llanto —Vamos Akane, no seas cobarde— se dijo apretando los puños sobre el lavabo —No puedes hacer de cuenta que no pasa nada— su corazón comenzaba a latir ante la expectación —Bien— Salió de su habitación buscando a Nabiki, quizá ella ya sabía que Ranma había regresado, quizá lo sabía desde la mañana y no le dijo para prevenirse mejor ante el panorama. Recorrió los pasillos en busca de su hermana encontrandola arropando a Yoko —¿Puedo hablar contigo?

La castaña asintió suavemente, era la hora de hablar claro entre ellas. Salió de la alcoba cerrando la puerta —Vamos al despacho— una vez ahí Akane fue directa

—Lo sabías— dijo acusatoriamente —No sé desde hace cuanto o cómo pero lo sabías— casi fue un reproche, pero a la otra mujer no le afectó, simplemente guardó silencio —Y no me dijiste ¿Por qué?

—Akane, honestamente ¿Qué hubieras hecho si te lo decía?— la pregunta petrificó a la aludida ¿Qué hubiera hecho? Quizá huir o encararlo, no estaba segura —Es por eso que no te dije ¿Lo ibas a recibir con los brazos abiertos?— la castaña negó suavemente —Eso no es para tí Akane, han pasado muchos años desde que se fue no tiene derecho a buscarte así, de esa forma tan segura ¡Como si estuvieras enamorada de él!

La menor guardó silencio intentando no explotar no tenía idea de cuando podría soportar reclamarle a gritos

—Akane por Dios, estás a punto de cumplir los veintiocho años ¿Cómo puede afectar tu vida de esa forma? Él no regresó más que por su ego. Además perdió todos sus derechos como tu prometido el día que se largó con Shampoo— sentenció cruzando sus brazos

La pequeña Tendo suspiró —Ya sé que no debe afectarme, que no hay más entre nosotros— comenzó —Y también sé que es el menos indicado para regresar. Pero no sé por qué volvió ¡Puede simplemente volver para visitar! No pensé verlo tan de pronto, por eso no quise verlo, solamente dejame arreglarlo a mi manera ¿Quieres? Debiste decirme para al menos estar preparada y no parecer una cobarde

Nabiki no podía creerlo, su hermana se había vuelto inestable emocionalmente ¿Era eso? —Akane, por favor no seas necia, Ranma no volvió a saludar. Puedo apostarlo— se acercó lentamente —Es por tu bien, no quiero que vuelvas a llorar por él. Suficiente te ha marcado como para devolverte al círculo vicioso

—Lo entiendo y te agradezco mucho toda tu ayuda. Sin tí jamás hubiera podido salir adelante— concedió —Pero creo que es hora de manejar la situación con madurez, no pienso irme de tu casa pero tampoco planeó huir ahora que Ranma volvió— tomó sus manos apretandolas suavemente —Solamente apoyame y si hace falta consuelame

—Hermana— la abrazó palmeando su espalda —Sé fuerte

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Nodoka salía de la casa cuando un sobre residía en su buzón. Apurada corrió para tomarlo y confirmar sus sospechas. Era de su hijo, casi grita emocionada y rompe en llanto —¡Genma!— entró rauda conteniendo sus lágrimas —Es una carta de Ranma— abrió el sobre encontrando una postal que al reverso decía "He vuelto, vamos a reunirnos con el tío Soun y Akane"

Esas eran buenas noticias, Nodoka siempre había visto a Akane como una nuera perfecta, alguien que pudiera quitarle un poco de aire a la cabeza de su hijo y sobre todo alguien que realmente lo amaría por quien era, no por ser un premio, no por ser simplemente fuerte. Akane era capaz de quererlo totalmente con o sin maldición, era lo que le gustaba de ella

Sin embargo no pudo ni siquiera acercarlos un poco cuando eran adolescentes, al menos para admitir que se gustaban, con el regreso de su hijo esperaba mejorar la relación entre ambos

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