Papel

Una mano arrugada pasó la aspiradora portátil a través del sofá, con rapidez el polvo desapareció dejando el espacio reluciente. Un anillo de plata desgastado brilló ante la luz de la ventana —Ranma ¿Puedes traer la extensión de la aspiradora?— solicitó Akane apagando el aparato. Le costaba un poco llegar a los tapices de la pared a su edad. El aludido apareció con el artefacto en mano, los años habían corrido indetenibles, el cabello negro había cambiado a blanco, sin embargo, sus ojos azules seguían teniendo ese brillo especial cada vez que veía a su esposa

La Tendo también tenía motas de canas en su pelo, signo de vejez, la vejez que compartían juntos —Ten cuidado, vas a caerte— regañó él al verla sobre el respaldar del sofá —Déjame eso a mi— sentenció ayudándola a bajarse —¿Qué es lo que te falta limpiar?

—El marco de la foto y el tapiz— respondió conectando el tubular flexible a su aspiradora. Ranma sujetó el artefacto para hacer la limpieza detenidamente. En su andanza por los lienzos de su fotografía, besó el rostro inmortalizado de la Akane joven

—Te veías hermosa ese día— sentenció entre sonrisas

—¿Insinuas que ya no lo soy?— bromeó ella también sonriente

Ranma descendió después de terminar su trabajo para besar la mejilla de la mujer delante suyo —Tu siempre te verás hermosa. No importa cuantos años pasen— prometió acariciando su cabello —Vamos, terminemos esto porque están a punto de llegar. Ya quiero conocer a la hija de Rina y Xiaoyun— se alegró cargando el aparato entre sus manos —¡Tenemos una nieta!

Akane rió suavemente —Tonto— susurró antes de seguirlo.

De la pared, colgaba un enorme cuadro con ellos caminando a través del salón durante su ceremonia de boda.

...

—Director Yukimura, disculpe que lo interrumpa. Pero la pediatra Henderson tuvo un problema y parece que llegará tarde. En su lista hay pacientes VIP que han llegado para su cita ¿A quién debería asignarles?— preguntó la secretaria con una carpeta en mano

El hombre en la silla dejó los papeles sobre su escritorio antes de decir —Yo los recibiré, por favor paselos al consultorio— levantándose volvió a colocarse la bata médica. Al ingresar en el consultorio, una familia de tres esperaba, los estornudos del pequeño delataron inmediatamente el motivo de su visita —Oh, eso no se oye bien— su voz alertó a los presentes de su llegada —Buenos días— saludó

—Buenos días doctor— saludaron los padres del niño

—Hola. Veo que tiene un resfriado— dedujo tomando asiento tras el escritorio —Si fuera tan amable de decirme cómo se llama lo agradecería mucho

La mujer se apresuró a responder —Rai Hibiki

De esa manera, el médico tecleó en la computadora su nombre encontrando de inmediato su registro. Rellenó algunas casillas previas antes de colocarse un par de guantes y cubrebocas —Por favor, déjelo en la camilla— el padre del niño atendió sus palabras sentándolo en la acolchada superficie —Vamos a ver Rai, qué te provoca esos estornudos— con rapidez realizó el proceso de diagnóstico, paseó el estetoscopio por su espalda pidiéndole respirar un par de veces, colocó cuidadosamente el termómetro en su oreja encontrando su temperatura alta —Treinta y ocho  ¿Cuándo comenzó a presentar síntomas?— cuestionó quitando la mascarilla del niño, luego pidió que abriera la boca encontrando sus amígdalas inflamadas

—Ayer comenzó con los estornudos en la noche y hoy en la mañana amaneció con fiebre. Parece que una de sus compañeras en el jardín de infantes tenía resfriado