Capítulo 52

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El año nuevo finalmente había llegado, después de las celebraciones, Akane despidió a los padres de Shikata quienes volvieron a su residencia en Nagoya. Eventualmente sus actividades se reanudaron cuando las clases comenzaron a impartirse nuevamente 

—Shikata, en realidad necesito pedirte un favor— mientras desayunaban ese miércoles, la muchacha habló —Después de ver cómo convives con los niños y debido a que estaré ocupada en los próximos meses. Quería preguntarte ¿Te gustaría impartir clases para mis grupos?

Los tres lotes que Akane instruía eran de niños desde los cinco hasta los once años, separados en grupos por diferencia de dos años respectivamente. Ya que debía acudir a diferentes reuniones no podía quedarse en casa para atenderlos —Tu sueldo aumentará por supuesto— informó la Tendo con una sonrisa expectante

—Mn, no hay problema— asintió como si no se tratara de nada. Completamente feliz, la joven le pidió reunirse con él en la sala después del desayuno para darle su plan de trabajo al muchacho. De esa forma el ajetreado año dió comienzo

Nabiki al ser inversionista del proyecto también asistió a las diferentes citas con los posibles diseñadores, ambas hermanas habían hecho sus propios estudios de los pros y contras ante las construcciones antiguas, por lo que encontraron algunas deficiencias en los planes de los arquitectos contactados

Finalmente después de visitar varios estudios hubo un despacho que las dejó satisfechas. Cuando el contrato quedó firmado los encargados de su proyecto se pusieron manos a la obra para diseñar el complejo de edificios, su primera tarea fué visitar los terrenos de construcción —Tengo un par de contactos en el Ministerio de la tierra, infraestructura, transporte y turismo para facilitar el permiso de demolición, después de la demolición comenzaremos a trazar los planos definitivos para su hotel señorita Tendo. Deje todo en nuestras manos— le informó el ingeniero a su lado. Con una gran sonrisa ella estrechó la mano del hombre. Algunas semanas más tarde se le citó para terminar de archivar los permisos comenzando formalmente la demolición de las antiguas viviendas en el vecindario.

Sería una mentira que no sentía nostalgia por ellas, fué el mismo paisaje que vió durante la mayor parte de su vida hasta ahora, nunca creyó que sería ella quien modificaría el lugar donde creció de manera tan drastica.

Entre las diferentes idas y vueltas, había pasado medio año sin darse cuenta. Por ahora el verano había llegado a Japón junto con las tardes calutosas, ese mismo día se quedó en casa en un extraño momento de ocio para llamar a Kotaro

El muchacho se había instalado con éxito en Nara. Después de volver a Nerima y terminar todos los papeleos con Tofu, pasó esas dos semanas restantes con Akane, intentando aprovechar todo el tiempo que les quedaba juntos. Sin embargo eventualmente tuvo que partir para hacer su residencia hospitalaria

Su brazo se había recuperado por completo a estas alturas, restando una preocupación para la muchacha —¿Ya  almorzaste?— preguntó ella apoyando  tranquilamente su barbilla en la palma de su mano observando la imagen en la pantalla de su celular

—Estoy en eso— Kotaro estaba sentado en el comedor del hospital, giró su teléfono para que la cámara pudiera enfocar las mesas blancas con algunas enfermeras y personas alrededor —¿Cómo va el asunto del hotel?

—Todo va en orden. Las demoliciones terminarán pronto. Mañana mismo firmaremos el contrato con la constructora

—Me da mucho gusto que todo esté saliendo bien

—Estaba pensando que si tengo algunos días libres, podríamos ir a Kyoto como prometimos la última vez— habló ella emocionada, aún mantenía la promesa de aquella mañana antes de su reunión en Route Inn —Ahora estás más cerca ¿Te gustaría?

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