Capítulo 60

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Entró al Dojo con furia. Sus pasos largos hacían un sonido hueco en la madera del piso de forma estrambótica, no había nadie en la planta baja por lo que tampoco se molestó en ocultar su molestia. Estaba tan concentrada en caminar que no se dió cuenta de la pesa en su trayectoria hasta que se golpeó el tobillo —¡Carajo!— maldijo sin contenerse, pateó el objeto antes de seguir, no se preocupó con el dolor siquiera

Su corazón dolía más.

Cuando llegó a su habitación se encerró de un portazo, ahí, en la segura soledad se quedó recargada a la puerta, contemplando las flores. Había olvidado ponerles más agua hoy y las dejó en la ventana; a estas alturas estaban completamente marchitas. Sin poder evitarlo las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, no se detenían, al contrario, el torrente se hizo más abundante conforme recordaba —¿No dijiste que ibas a estár conmigo?— preguntó al aire entre sollozos. Despacio se deslizó hasta abrazar sus rodillas llena de melancolía.

En la clínica, Kotaro permanecía sentado en una silla encorvado hacia el piso, Tofu había estado esperando al muchacho con impaciencia, tenía la esperanza de que Akane se aferrara a ellos, sin embargo por su semblante no parecía ser el caso —Entonces... Terminaron

—Yo lo terminé— corrigió. No iba a compartir la responsabilidad de eso, había sido una ruptura unilateral y sin previo aviso; un acto sumamente cruel —No puedo llevarla conmigo y tampoco quiero quedarme ¿Qué más puedo hacer?— aunque su corazón palpitaba a ritmo anormal y sentía una opresión en el pecho todavía sonreía —Sé que fuí egoísta, porque no pensé en su elección, sé que fué bajo de mi parte actuar así— admitió

¿Cuáles buenos sentimientos? Era alguien enamorado, que sentiría celos y abandono ante las menciones de un ex prometido importante en la vida de su novia. Él estaba cansado de eso. Él tenía derecho a estar cansado de eso

—Pero es la primera vez que he amado a alguien, no sé qué está bien o mal, no sé cuantos sacrificios se tienen que realizar para permanecer a lado de la persona que amas— comenzó a decir con voz quebrada —Pero yo también me aprecio, yo también me importo, así que al menos para mí, esta es la mejor decisión

Tofu lo miró comprensivo, Kotaro la amaba, no cabía duda, sin embargo era joven y demasiado inexperto, era alguien que tuvo que amarse a sí mismo antes que alguien más porque tenía condiciones especiales para socializar. Aunque al galeno mayor no le agradaba la idea de que Ranma tuviera otra oportunidad con la joven Tendo, tampoco se sintió tan audaz como para obligar a este colega suyo a quedarse. Para él, que tuvo tantas dificultades para ser amado, no existía nadie lo suficientemente importante para sacrificarse a sí mismo y eso también fué correcto

El amor bilateral era egoísta, era un acto de poca empatía ¿Qué corazónes no saldrían lastimados cuando dos personas se aferraron a permanecer juntas? ¿A cuantos no se ignorarían por amor? En este caso, que la parte menos ventajosa fuera la egoísta resultó ser la opción menos dolorosa a largo plazo

Kotaro suspiró, sus ojos sintieron después de mucho tiempo, el indicio del llanto, su enfermedad le impedía llorar con abundantes lágrimas, pero estas pocas eran un testimonio de su sufrimiento —¿Tiene alguna clase de licor?

—Jamás pensé que beberías por mi cuñada— Tofu negó con la cabeza

—La verdad nunca he bebido, pero ¿No se embriaga uno cuando se tiene el corazón roto?— Y a pesar de todo el dolor, le quería sacar provecho hasta al más mínimo indicio de desdicha, lo hacía sentirse vivo, sentirse normal por primera vez, quizá en el futuro, tendría menos miedo de interactuar con su entorno.

A la mañana siguiente, Ranma bajaba por las escaleras de la casa cuando escuchó una maldición, la voz era imposible de confundir pues era la única mujer en la casa —¿Akane?— preguntó, ayer se había quedado dormido antes de lo esperado que ni siquiera escuchó cuando llegó. Una vez estuvo en la sala la observó sostener su índice sangrante —¿Qué te pasó?— rápidamente fué a su lado observando la herida

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