Capítulo 64

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La vida en Nerima se había vuelto pacífica después de que Ranma se marchara. Los destrozos y situaciones hilarantes se habían reducido a la nada sin el muchacho de la trenza por los alrededores

Irónicamente la pequeña ciudad tenía ahora un aura de pacifidad que abrumaba, ni siquiera ocurrían eventos fuera de lo común como la aparición de un panda peleando contra una pelirroja bajo la lluvia

No. Ahora sólo existía el día con día incluso para ella, la joven de orbes marrones y cabello corto azulado, haciendo énfasis en la palabra joven que ya le quedaba un poco pequeña con sus veintisiete años de edad, y es que a pesar de tener una vida estable ya, ser líder del Dojo Tendo, trabajar arduamente para mantener la casa incluido uno que otro capricho de sus sobrinos y varios amoríos bien parecidos. Nunca imaginó que sus días se volverían un torbellino de emociones estrambóticas al toparse de nuevo con el causante de su despecho en la adolescencia

Pues Ranma Saotome había devuelto su pasado con más fuerza que antes. El chico de la cabellera negra estaba plantado frente a ella con un ramo de rosas blancas proponiéndole muy específicamente que fuera su novia. Él, también a punto de sobrepasar la barrera de los veintisiete recordaba como hace diez años llegó al dojo Tendo como prometido de Akane

Habiendo renegado durante dos años el amor que celosamente guardaba por la joven artista marcial y pasó otros ocho desmenuzando los mismos hasta tener la certeza de volver para hacerla su esposa, pero no esperaba encontrarse con un par de ojos simples al mirarlo

Sin ningún brillo en especial para con el, observandolos como si de un desconocido de tratase, tras unos meses de su reencuentro había tenido el impulso más idiota de confesarle su amor a alguien que evidentemente... No correspondía positivamente

—¿Akane? Dime algo, por favor no te quedes callada— se acercó unos pasos, despacio. Como si al hacerlo abruptamente ella se fuera a marchar —¿Quieres... Ser mi novia?

—¿Estás bromeando?— Los dichos de la "pequeña" Tendo jamás habían sido tan destructivos como ahora. Ni un solo insulto pudiera haber tenido este efecto que en Ranma provocó un hecatombe

Entonces supo que no. No había válido la pena volver a ser normal, no si había perdido lo más importante para él. Sobre su virilidad y orgullo masculino se encontraba Akane, sobre él mismo en ocasiones. Sin embargo al perderla ¿Había algo que valiera la pena?

—Akane, espera

De un sobresalto, Ranma se despertó. Había tenido ese sueño antes, se había vuelto una pesadilla recurrente después de recuperarse en la montaña Tianzi hace algunos años, no entendía por qué repentinamente volvió a soñar con lo mismo

Desorientado abrió los ojos observando su entorno. Los recuerdos llegaron rápidamente a su cabeza atropellandose unos con otros a medida que los segundos pasaban provocándole un sonrojo, sus pupilas se movieron hacia abajo encontrándose con Akane dormida aún. Ellos... Realmente.

—Ngh— sus cuerdas vocales emitieron un quejido, si algo caracterizaba a Akane a la hora de dormir, fué su manía de aferrarse como una lapa a algo, ya fuera una almohada, su edredón o en este caso, el torso de Ranma; amenazándolo con exprimir sus órganos. Que forma tan extraña de despertar después de, bueno, era raro al final de cuentas

Pero no por eso era menos hermoso

Una sonrisa se deslizó por sus labios, con su brazo envolvió los hombros femeninos acariciando su piel de forma suave, con todo el cariño del mundo. Volvió a cerrar los ojos disfrutando esa cercanía. Todo resultaba casi ilusorio

Sin embargo supo que era verdad en cuanto oyó —Si sigues acariciando mi hombro voy a golpearte— murmuró ella removiendose contra su pecho. Por supuesto, sólo Akane Tendo amenazaría de esa forma tan temprano en la mañana —¿No quieres dormir un poco más?— la pregunta no era realmente una cuestión, era una forma sutil de avisarle que ella si quería seguir dormida. Se estaba conteniendo ya lo suficiente para no morir en un ataque de cosquillas por sus yemas deslizándose suavemente contra su hombro

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