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María llegó hasta el grandísimo despacho de Leo, arqueó la ceja al ver a César con el oído pegado a la puerta cerrada y a Franco a un lado esperando con el ceño fruncido. 

Siguió caminando hasta llegar a ellos. 

- qué hacéis chicos

César se sobresaltó y Franco suavizó su cara. 

- ¡nada! - se incorporó con rapidez el pequeño. - no hacemos nada. 

María arqueó aún más su ceja desafiándolo. 

César suspiró. 

- Leo está dentro haciendo la entrevista al vampiro 

- cállate, alguien podría oírte - le gruñó Franco. 

- vale... a Nicolai. ¿tú qué haces aquí? 

María enseñó una carpeta que llevaba. 

- Tengo una reunión con Leo y me ha citado a esta hora en su despacho - explicó. 

Los dos hermanos asintieron. 

- ¿has visto a Carlota? 

- sí... menos mal que no me ha costado mucho convencerla de todo ha sido un sueño... - miró a Franco y este agachó la cabeza algo avergonzado por su insensatez. 

En eso se abrió la puerta y salió Nicolai hecho un desastre. Parecía que hubiese pasado por un huracán y no por una entrevista de trabajo. 

- ¡pero qué te ha pasado! - gritó María asustada por él. 

El vampiro apenas podía tenerse en pie pero era tan correcto que rechazó la ayuda de la joven para cogerle. 

- e...estoy.... bien... señorita... n-no se... preocupe... - estaba exhausto. 

César silbó divertido. 

- wow, sí que son buenas estas paredes insonoras... - se puso a observar el entorno.

- ¡pero qué ha pasado Nicolai! ¡por Dios, mírate cómo estás! 

- na..nada... me ha puesto a prueba y también me ha enseñado parte de lo que pasaría... si ocurriera lo que no debe ocurrir... - apenas podía hablar. 

Franco miró al vampiro con el ceño fruncido extrañado.

- ¿has pasado? - dijo serio el mediado. 

El vampiro le miró a los ojos. Franco los apartó al segundo. 

- s..sí... sí lo he pasado - arqueó levemente las comisuras de sus labios feliz. 

Franco volvió a posar los ojos en él pero al verle con esa expresión giró la cabeza al instante. 

- ¡enhorabuena! - César le dio una palmada en la espalda que hizo que este cayera ala suelo. - ostras, perdón, perdón - fue a ayudarle levantar. 

- ¡pero será bruto! - dijo María enfadada. - me va oír... - se dirigió con paso firme al despacho y abrió la puerta con fuerza y entró dando un portazo. 

César, Franco y Nicolai se quedaron mirándola sorprendidos por su carácter. 


- ¡tú! qué clase de psicópata hace pasar a alguien por pruebas hasta casi caer muerto - le miró con cara de pocos amigos a Leo que permanecía en su escritorio trabajando. 

- ¿nadie te ha dicho que es de mala educación entrar sin llamar? - dijo sin alzar la mirada. 

- ¡qué! - María se quedó algo extrañada y recordó que había tenido esa misma conversación con él en su cuarto de La Gomera, pero al revés. - déjate de tonterías

Seres caídos del cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora