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La gala estaba en pleno auge. 

Había mucha gente, modelos, famosos, diseñadores, gente rica y poderosa... 

Leo permaneció elegante y en alerta todo el tiempo sin soltar la mano de María o de apoyar su mano en su espalda. Hablaron con todo el que se acercaba, fueron cordiales y simpáticos, a Leo le interesaba expandir cada vez más su imperio de la moda hasta llegar a donde quiere. 

Por otro lado, César, Carlota y Nono se divirtieron bebiendo, comiendo y bailando en la pista de baile. 

Nono conoció a mucha gente y poco le importó su edad que se lo estaba pasando como un niño pequeño.

César no le quitaba ojo pero le daba libertad para irse y hablar con quien quiera. Carlota y el ángel bailaban como si el mundo se acabara. Ella estaba extasiada por todo y se lo estaba pasando el bomba conociendo a gente y disfrutando con su amigo. 

Franco y Nicolai llegaron más tarde, muchos posaron sus ojos en ellos, sobre todo en el ángel que había intercambiado el papel con Leo ese día del hermano Cielos misterioso haciendo que muchos se interesasen. 

Varias personas se acercaron a conversar con él. Nicolai supo que no pintaba nada ahí por lo que se escabulló y fue hasta Carlota y César. 

Franco quiso impedirlo, pero tuvo que se correcto con la gente y obligarse a ser lo más simpático posible. Sin embargo, miró al vampiro irse decepcionado.


María fue hasta una lujosa barra y pidió un vaso de agua. Dio un sorbo y suspiró cansada. 

- por qué te alejas - apareció Leo con cara de pocos amigos y se plantó a su lado. 

- Leo, literal me he movido dos metros, te estaba viendo, no me he ido, solo quería respirar un poco, me cansa tener que sonreír tanto... 

- María... - le dijo serio. 

Ella puso los ojos en blanco. Entonces él se acercó y le acarició la cara apartando un mechón de pelo. 

Ella le miró algo sorprendida y sonrojada. 

- no te alejes de mí, no hoy - habló el ángel serio. 

Ella le aguantó la mirada sin decir nada, lo que había dicho le hizo pensar. 

En eso, la música se ralentizó y todo el mundo empezó a emparejarse para bailar una romántica balada.

Leo miró el ambiente, y luego volvió a mirarla, quien seguía mirándole como boba. Esbozó una pequeña sonrisa seguro de sí mismo y ofreció su mano. 

- ¿bailamos?

María abrió los ojos aún más. Se quedó muda.

Leo arqueó una ceja y como si no quisiera perder más tiempo, tomó la iniciativa y le cogió la mano a ella y la llevó hasta la pista. 

Una vez ahí, comprobó la posición de los demás y procedió a imitarles a la perfección. Posó una mano sobre la cintura de ella con suavidad y con la otra sostuvo la suya gentilmente.

Con un ritmo lento y pausado, comenzaron a bailar. 

Leo la miró a los ojos. 

María estaba como un tomate, miraba hacia otro lado, parpadeando nerviosa y algo temblorosa. 

Leo la acercó a él hasta pegar su boca en su oreja.

- ¿ocurre algo? 

Ella ladeó levemente la cabeza y emitió una sonido de negación poco creíble. 

Seres caídos del cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora