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María se levó las manos y salió del baño. 

Antes de llegar al gran salón una figura le cortó el camino. Era una mujer alta y muy guapa, desprendía una sensación de poder y lujo. 

María la sonrió extrañada. 

- perdona, me he perdido... ¿sabes dónde está el baño? - su tono de voz era exageradamente amable escondiendo un deje de soberbia. 

María tardó un par de segundos en reaccionar. 

- esto.... sí - se giró - al final de este pasillo a la derecha. 

Se volvió a la mujer y se encontró con una tenebrosa sonrisa. 

- muchísimas gracias, mi nombre es Piane Shorce, copropietaria de Mercedes Benz - ofreció su mano. 

- ¿Mercedes Benz? ¿la marca de coches? 

- ¡exacto! 

- oh... ¡oh! - se percató de que su mano seguía esperando, se la estrechó rápidamente y frunció el ceño sorprendida por el frío gélido de su tacto. - soy María García, y trabajo en el departamento de decoración de la marca de ropa Minori 

- ¡oh, por Dios! ¡¿trabajas en Minori?! ¡amo esa marca! - rió entusiasmada. 

A María empezó a asustarle su comportamiento. Pero asintió con una sonrisa algo extraña para no parecer borde.

- tengo entendido que estaréis en el desfile de la Fashion Week 

- así es...

- fue una decisión a última hora, pero creo que muy acertada. Sois una marca con mucho potencial y estoy convencida de que pronto será mundialmente conocida. 

María asintió algo incómoda. 

- muchas gracias

- y siendo yo propietaria de la marca que financia ese desfile... si hay algo en lo que pueda ayudar... 

- oh no se preocupe... muchas gracias... el solo ir ya es un honor... 

- me das tanta envidia 

- ¿perdón? 

- trabajar con esos tres hermanos... uf - gimió como de placer. - debe ser tan... motivador... - su mirada escondía algo. 

María no sabía qué responder. 

- aunque me temo que si usted está aquí significa que al menos uno está cogido ya... 

- q-qué está insinuando 

El rostro de la mujer dejó de fingir y se endureció.

- que tú no estás aquí por ser una vulgar trabajadora del departamento de no se qué - soltó con gesto desagradable. 

María se quedó paralizada. 

- ¿o no es así?... acaso... ¿ellos te deben algo a ti? 

María quedó atrapada en su juego de las palabras, no sabía ni qué decir ni cómo actuar. Tampoco pudo controlar las lágrimas de sus ojos que inundaron sus pupilas. Empezaba a sentirse poseída.

En ese mismo instante, una figura cálida y familiar se interpuso entre ella y esa extraña mujer. 

- Leo... - susurró María regresando a la realidad.

- inchotarula hurterlio moa - habló con rabia el ángel. 

La mujer retrocedió dos pasos y sin borrar la sonrisa de su cara se fue al gran salón. 

Seres caídos del cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora