María salió de darse un baño muy caliente y relajante. Entró al salón del apartamento envuelta en una toalla mientras bailaba al son de la música que se había puesto en el baño.
Sonreía placentera mientras bailaba por el lugar como si nada.
En eso, se tira al sofá y cae encima de alguien. Abre los ojos asustada.
Era Leo.
- ¿cómoda?
La joven gritó como loca y salió corriendo avergonzada y muy nerviosa.
María salió con una bata y el pelo mojado, estaba roja.
- qué haces aquí - dijo enfadada.
- me alojo aquí
- ni de coña, te vas
- ¿sueles bailar desnuda en mitad del salón cómo si nada?
- ¡creí que estaba sola! ¡y no estaba desnuda!
- en fin, el caso es que César, Nicolai y yo nos instalaremos aquí, sería una tontería separarnos
- Nicolai y César pueden quedarse, ¡pero tú no!
- por qué
- porque no me da la gana, además ya me has jodido el baño
- técnicamente ya había terminado
La joven gruñó.
- te vas
- no
María gritó irritada.
- deberías calmarte
- no me hables, Leo
- ¿por qué estás tan molesta?
- ¡porque me desesperas! - le soltó y siguió gruñendo cansada, se dio la vuelta. - con lo relajada que estaba... - se quejó apenada.
Leo se acercó, se plantó delante de la espalda de ella y empezó a hacerle un masaje en los hombros.
Todo el cuerpo de María se tensó y dio un salto del susto. La joven le miró extrañada.
Leo le aguantó la mirada con las manos todavía listas para el masaje.
- pensé que querrías un masaje - dijo como si nada.
La joven no salía de su asombro.
Leo chasqueó la lengua, la cogió y la colocó de nuevo donde estaba, repitió el masaje. Sus manos recorrieron cada centímetro de su cuello y hombros, masajeando los tensos músculos, amansando los nudos de su cuerpo, acariciando la poca piel que dejaba ver el límite de la bata. Retiró su pelo a un lado delicadamente, sopló con delicadeza su cuello haciendo que la joven se estremeciera. Continuó el masaje.
María se quedó extasiada. Como en una nube, sentía que iba a dormirse ahí mismo. Cerró los ojos disfrutando del momento tan mágico que vivía. Soltó un par de pequeños gemidos de placer.
Leo continuó en silencio.
Finalmente, sus manos de detuvieron y la giró para verle la cara.
María abrió los ojos lentamente y se encontró con la cara de Leo mirándola.
- qué - preguntó ella tímida. Apartó la mirada.
Leo se la quedó mirando.
- qué pasa Leo, por qué me miras

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Seres caídos del cielo.
FantasyTres hermanos ángeles son desterrados a la Tierra injustamente. Tienen un plan y lo ejecutarán poco a poco con la ayuda de un par de humanos. Sin embargo, como en toda buena historia, los planes tienen fugas, imprevistos y en esta incluso romances i...