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Pasaron unos días. 

Leo caminaba por los pasillos del edificio exasperado con el móvil pegado a la oreja. 

- César, tengo trabajo que hacer - gruñó molesto. - no puedes estar pidiendo mi ayuda para cualquiera de tus estúpidos asuntos. 

- vamos hermanito, no seas así

- encima en el taller de decoración - suspiró cada vez más molesto. - joder, no sé dónde está eso. 

- ains... hermanito, como gran jefe deberías saberlo... 

- déjate de gilipolleces César

- vale, vale, está en el sótano, al final del almacén que tenemos en el edificio 

Leo volvió a suspirar mientras entraba en el ascensor para bajar al sótano. 

- dime por dónde anda... - preguntó César pero Leo cortó la llamada antes de pudiera terminar la frase.

Guardó el móvil en el bolsillo y suspiró de nuevo. 

Las puertas se abrieron y se encontró con el almacén, era bastante grande a pesar de ser uno improvisado que tenía el edificio, los almacenes de la empresa eran naves situadas en puntos estratégicos por todo el país. 

Recogió el amplio espacio hasta llegar a una puerta entreabierta. 

Leo se detuvo en seco al percibir una sensación conocida que le sorprendió muchísimo en ese momento. 

Frunció el ceño y empujó la puerta lentamente, sus ojos se encontraron con la espalda de una chica sentada mientras pintaba un gran cuadro. 

El rostro de Leo se suavizó al momento y todo su cuerpo se inundó de un alivio inimaginable. 

No dio ni un paso, se quedó plantado ahí mismo observando a aquella persona que tantos dolores de cabeza le había provocado los últimos días. Sino fuera porque es un ser celestial y los sentimientos mundanos no son compatibles con él, hubiese dicho que sintió e ese momento una sensación lo más parecida a la felicidad.

Finalmente, la joven se giró para coger más pintura con su brocha y se percató de la presencia de él. 

No se asustó, se quedó mirándole como él hacía con ella. 

Tras un momento, ella sonrió dulcemente. 

- hola. 


Nicolai conversaba sonriente con César y Carlota en su escritorio. En eso, llegó Franco. 

- ha ocurrido un problema en proyectos, dicen que tenéis que ir 

- joder, ¿sí? qué ha pasado - dijo César. 

- no sé 

- acabamos de venir de ahí y estaba todo bien 

- parecía grave, id 

- sí, vamos

El pequeño de los ángeles y Carlota se marcharon preocupados. 

Nicolai se quedó solo con Franco. 

- será mejor que informe del problema al señor... - dijo el vampiro a la vez que hacía el amago de coger el teléfono. 

Franco pulsó el botón de colgar la llamada. Nicolai le miró sorprendido. 

- ¿qué haces?

Franco le miró a los ojos antes de responder. 

Seres caídos del cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora