La noticia (parte 3)

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Samantha respira hondo cómo intentando calmarse, su amiga la separa del abrazo y mirándola a los ojos dice: —Amiga, voy apoyarte en la decisión que tomes, mismo si no quieres seguir adelante con tu embarazo.
Samanta: —Hablas de un aborto?
Rachel: —Sí, podemos pedir información en una clínica que lo practiquen, creo que no es justo para ti cargar con el hijo de un abusador...
Samantha: —En realidad creo que nada en mi vida es justo, de un tiempo para acá todo es un caos, creí que podía ser feliz, pero no lo soy.
Rachel: —Te entiendo, pero no puedes sentirte mal todo el tiempo, debes superarlo, yo te apoyo.
Samantha: —Este hijo podría ser de mi  novio, no lo sé, de igual manera eso no es bueno tampoco...
Rachel: —Tu novio es ese que está siendo buscado? Salió todo en las noticias.
Samantha: —Sí, pero él es inocente, oye... necesito dormir un poco, voy a la habitación.
Rachel: —De acuerdo, pero piensa que vas hacer, no puedes dejar que siga pasando el tiempo sin decidir sobre tu embarazo. Sé que esa es la noticia que te perturba ahora.
Samantha no responde y se retira.
Ya en su habitación se acuesta en la cama y piensa: —Un aborto? No, no lo sé, no quiero, pero tampoco puedo correr el riesgo de tener un hijo que podría ser de un abusador o de un hombre lobo, qué hago?
Se queda dormida.
Más tarde...
Se despierta y luego se levanta, Rachel está en la cocina preparando una merienda
Samantha entra y dice: —Qué haces?
Rachel: —Ah, ya te despertaste, que bien. Estoy preparando alguito, fui a comprar mientras dormías.
Samantha: —Oye amiga, donde estás viviendo? Porque si deseas puedes quedarte aquí, no hay problema.
Rachel: —Que amable, pero estoy en pareja y él no estará de acuerdo. Sabes? Es por su  trabajo que estoy aquí, mañana quizás pueda presentarte a mi galán. (la joven sonríe)
Samantha: —Que bueno...
Ya de noche...
Rachel se ha ido hace unas horas, antes le dejó su número de celular por si la necesita.
Samantha está en la sala, de pronto ve en las noticias que las autoridades pidieron intervención de cazadores para atrapar a la bestia, no saben si se trata de un animal o de un hombre muy salvaje, el hecho es que la primera opción es la que apoyan más ya que el modo que aparecen las víctimas solo podría dejarlas así un depredador, un animal grande y fuerte.
Samantha: —Ay no, si hubiera la manera de advertirle a Emmanuel...
La joven busca un saco y se abriga, sabe que puede ser una locura ir de noche al bosque, pero cree poder encontrar a su amor y prevenirlo.
Toma su celular y se retira.
Debe llegar al bosque, no está muy cerca de su casa, piensa que lo ideal es irse en autobús hasta la ruta y desde allí caminar. Espera que la bestia no la ataque, confía que de verla la reconocerá y no la dañe.
Más tarde...
La joven está en el bosque, enciende la linterna de su celular y empieza a caminar sin rumbo a la vez que dice:
—Emmanuel! Emmanuel!
De pronto oye unos pasos y puede ver algunos guardabosques con linternas y armas rondando por allí, se esconde atrás de un árbol mientras oye que uno de ellos dice: —Estoy seguro que oí que alguien llamaba a ese tal Emmanuel, es el joven que está siendo buscado por la policía, verdad?
Los demás asienten;  un grupo de cinco guardabosques.
De pronto se oye un aullido, los hombres se preparan con sus armas.
—De nuevo ese aullido, es más fuerte que de un simple lobo, mejor regresemos a nuestro puesto. (dice uno de ellos)
Otro responde: —Oímos una voz de mujer hace unos minutos, debemos buscarla o terminará muerta también. Creo que ese lobo que oímos es el depredador, tal vez se trate de un hombre lobo.
—Eso es ridículo! (dice otro de los guardabosques)
De pronto entre los arbustos sale la bestia, los hombres reaccionan y disparan, pero eso sólo logra que se enfade más, algunos corren, uno de ellos se queda sin saber que hacer, nunca vio nada igual, esa cosa sin dudas es un hombre lobo.
Samantha sale de su escondite y grita: —No los mates! Por favor!
El sujeto mira aterrado, le importa salvar su vida pero no puede dejar a la chica con el monstruo.
No sé qué hace aquí, pero huya señorita!
La bestia se aleja, tal vez entendió y reconoció a Samantha.
El guardabosque, hombre de unos treinta años, cabellos pelirrojos y ojos verdes, con pecas en el rostro dice: —Que estaba haciendo aquí? Este lugar se tornó muy... peligroso, espere, esa cosa le obedeció, cómo pudo hacerlo? Acaso sabe quien es?
Samantha siente que su cuerpo tiembla, no puede hablar, comienza a llorar.
—Tranquila, soy Diego, tratemos de llegar al puesto de guardabosques, desde allí pediremos refuerzos para acabar con ese monstruo de una vez.
Samantha habla entre cortado diciendo: —Monstruos son... quienes lo dejaron así...

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