cap 35

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Capítulo 35

Capítulo 35

By Nate

Me levanté de la cama lo más despacio que pude para no despertarla. Tras hacer verdaderas contorsiones para ni siquiera rozarla, mis pies tocaron el frío suelo por fin. Su pelo rubio tapaba dulcemente su rostro a la misma vez que sus manos descansaban junto a ella. Su cuerpo permanecía desnudo bajo las sábanas blancas, testigos de nuestras noches maravillosas. Las envidiaba, ellas pasaban toda la noche tocando su piel.

Me quedé un rato observando como dormía, como parecía estar en otro mundo, el de los sueños, ajena a todo lo que despertaba en mí. Esperé un suspiro, un bostezo, una vuelta que me indicara que el ángel que reposaba en mi cama seguía estando allí, pero no vi nada de eso. Observé alarmado las mantas que contorneaban su figura con la intención de verlas moverse. No lo hacían.

Ahora, con la luz del día que entraba por la ventana, su piel estaba más blanca que de costumbre, bajo sus ojos se formaban unas disimuladas ojeras y sus labios se habían tornado de un cierto tono morado. Corrí hasta ella y puse mi mano cerca de su boca, no respiraba. Con los nervios a flor de piel, destapé parte de su pecho y acerqué mi oído. No escuché ni un simple bum... nada.

-¿Lilith?- La zarandeé un poco con la esperanza de que contestara antes de que me  diera un infarto.- ¡Lilith!- La movía y la movía y la movía y no respondía.- ¡Por el amor de Dios, respóndeme!- El roce de una mano fría y suave acarició la mía que reposaba en su cara. Unos ojos miel brillantes se abrían con dificultad por culpa de la luz de la habitación.- Que susto me has dado...- Sonrió levemente mientras terminaba de despertarse.

-¿Qué te ha pasado? Tienes mala cara.- Incluso su voz de recién levantada era preciosa, toda ella lo era.- ¿Me estabas metiendo mano?- Dijo cuando miró su pecho descubierto que tapó con suma delicadeza.

-¡No! Creí que no respirabas y te destapé para comprobarlo. Pensé que...

-Estaba muerta.- Terminó. Se apartó el pelo de la cara. Su rostro se había vuelto serio y oscuro.

-¿Estás bien?- Afirmó con la cabeza sonriendo.

-¿Qué hora es?- Miré el despertador y... ¡No, eran las ocho!

-¡Llegamos tarde a la universidad!- Me metí corriendo en el baño para ducharme y dejárselo libre pronto.

Me desnudaba, bueno, me quitaba los bóxer, mientras me acordaba de la mañana del domingo. Cuando me estaba duchando, entró sigilosamente sin yo darme cuenta. De algo de lo que me había percatado era que se movía sin hacer apenas ruido. Sigilosa y hermosa, dos de los adjetivos que la definían.

Salí de la ducha ya vestido y dispuesto a hacer el desayuno. Cuando lo hice, vi el desayuno ya preparado en la mesa. Todo olía muy bien y la presentación no podía estar mejor. Sin duda, Lilith era perfecta.

-¡Vaya!- Sonrió cuando se sentó en la silla e hizo un gesto para que la imitara.- Pero esto es mucha comida para los dos y no nos va a dar tiempo comernos esto en quince minutos.

-En realidad, todo es para ti. Como no sé lo que te gusta he hecho un poco de todo.

-Gracias, ¿pero tú no comes?

-No tengo hambre.

-Llevas una semana diciendo lo mismo.

-Lo sé pero es que no me apetece nada.- Tenía unas ganas enormes de preguntarle tantas cosas como qué le había pasado para irse de su casa y venir a la mía. Lo malo era que ella no había sacado el tema y que yo no me atrevía a preguntarle por miedo a que se sintiera incómoda. Llevaba una semana compartiendo con ella absolutamente todo menos eso, el porqué de su llegada aquí.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora