cap 11

201 20 0
                                    

Capítulo 11

Capítulo 11

Había pasado casi un año desde que mi vida cambió por completo. Desde aquel accidente que le quitó la vida a mis padres, a mi hermana y a mí. Estaba muerta pero no lo suficiente para que mi cuerpo se descompusiera. Mi piel ahora estaba fría y blanca, mis ojos se habían vuelto de un color miel muy claro y lo peor era que me estaba acostumbrando a verme cada día, a darme igual mi aspecto y a querer a casi todos los miembros de "mi nueva familia".

Pronto se acercaría mi cumpleaños, el primero que no pasaría con mi verdadera familia y amigos. Debería importarme pero no lo hacía. Quizás fuera por el hecho de que mi mente se estuviera adaptando a ellos o porque las únicas que me había importado siempre habían sido Shelly y mi abuela. ¿Por qué me debería de acordar de una madre que pasaba todo el día fuera sin importarle lo que le pasara a sus hijas, sin ir a verme en las actuaciones del colegio y a la que sólo le importaba su aspecto? ¿Y por qué acordarse de un padre al que veía una vez al mes si tenía suerte? Había tenido una familia demasiado disfuncional en la que lo más importante no eran los demás sino uno mismo. ¿Por qué hablaba ahora de ellos? No me había acordado de ellos para nada. Simone había sustituido con éxito a mi madre, Gordon a mi padre, y los demás habían hecho muy bien su papel de hermanos. ¿Amigos? Tan sólo tenía a Adam. Él se había convertido en el único apoyo que tenía en la universidad (sin contar a Mara, Andreas y a Bill). Me había contado muchísimas cosas de su vida, como que sus padres se separaron y él se vino a vivir con su madre a Hamburgo. Me pasaba horas estudiando en la biblioteca con él, bajo la atenta mirada de alguno de "mis hermanos". Porque sí, no podía ir sola a ningún sitio. Sólo podía ir a la biblioteca a estudiar y luego me llevaban a casa. Si salía de compras, era con ellos, si comía fuera, era con ellos...¡Todo lo tenía que hacer con ellos!

[…]

Hoy tocaba dos horas seguidas de anatomía y todavía no habíamos terminado la primera, cuando ya tenía ganas de que acabara la segunda. La clase estaba en un silencio sepulcral escuchando a la señora Kerh. En realidad, no pensaba que la estuvieran escuchando sino simplemente, mirándola y asintiendo a todo lo que decía. La primera hora de "Anatomía del ser humano" (como le gustaba llamarla la profesora), era de teoría y la segunda de prácticas. Temía que llegara el momento en el que mi cabeza se diera contra la mesa.

Estaba agotada. No dormía lo suficiente durante estos meses, dándole vueltas a lo que escuché en la cocina. No se había vuelto a hablar del tema. No peleas, no malos rollos, no...Tom. Éste salía todas las noches sobre las dos de la madrugada, la hora de regreso la desconocía. Apenas pasaba tiempo en casa. Sólo lo veía el la universidad de vez en cuando y a la hora de la cena. Estos meses habían sido extraños. No había tocado el tema de la relación entre Bill y Mara, ni siquiera le había reprochado nada a Bill. Éste tampoco se había acercado a mí para intentar besarme, simplemente me trataba como a su hermana y se lo agradecía enormemente.

Mi vida había sido rutinaria. Levantarme, desayunar, universidad, comida, estudiar, estudiar, estudiar, cenar y dormir. Algo que me había sorprendido mucho de la gente de la universidad era el "respeto" que nos tenían. La gente no se acercaba a nosotros para hablarnos directamente sino que teníamos que ser nosotros los que les habláramos y cuando lo hacíamos, se ponían nerviosos y contestaban tartamudeando. Las chicas querían ser como Mara y los chicos como Tom. ¿Por qué no como Andreas o Bill? Ni idea. Tom iba andando por la universidad como si fuera un dios, pasando de todo y de todos,...menos de las chicas. Que Tom se metiera en el baño de las chicas a tirarse a alguna, se había vuelto de lo más normal para mí.

Mientras pensaba qué habría de comer en casa cuando llegara, vi como un pequeño trozo de papel doblado se paraba justo delante de mí. Sabía de sobra que era de Adam. Últimamente, nos habíamos pasado casi todas las clases mandándonos notitas. Hablando de cosas sin mucho sentido como lo feliz que venía la profesora hoy, de como no sé quién se había liado con no sé cuánto o de lo asquerosa que estaba la comida de la cafetería.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora