capitulo 7

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Capítulo 7

Capítulo 7

El despertador sonó a las siete en punto (aunque yo no recordaba haberlo puesto). Me levanté y me fui directamente hacia un enorme ventanal que tenía en mi habitación. Las cortinas eran rojas de terciopelo y al lado de éstas estaban los pasadores para correrlas. Cuando las abrí, la luz del sol me pareció más deslumbrante que antes, incluso me molestaba. Decidí volver a cerrarlas.

Me dirigí al armario donde estaba la ropa que me habían comprado Mara, Bill y Andreas. Ellos se habían encargado de eligir todo, la ropa, los zapatos, el cepillo de dientes e incluso la ropa interior. La verdad era que me encantaba todo.

[…]

Una vez vestida, bajé al comedor. Todos estaban sentados, menos Andreas y Mara que parecían estar peleándose por algo.

-¡Elizabeth!- Simone gritó cuando me vio.- Ven a desayunar, cielo. Se te van a enfriar las tostadas.- Yo asentí y me senté en el que ya era mi lugar en la mesa.

-¿Preparada para tu primer día de universidad?- Esta vez habló Gordon. Con él no había tenido una conversación medianamente formal.

-Un poco nerviosa.- Hoy sería mi primer día y estaba atacada. No sabía cómo sería la gente ni cómo tenía que reaccionar si me hacían preguntas.

-Ya verás como tampoco será para tanto. Tienes a Mara en tu misma clase. Para ella también es su primer año.- Parecía simpático.

-Sí, supongo que ya es algo.

-Gordon, déjala que se tienen que ir y todavía no ha desayunado.- Simone regañó a Gordon pero todo con una sonrisa. Parecían la típica pareja que salía en los anuncios. Yo jamás vi a mis padres así.

-Simone, dile a Andreas que hoy voy a conducir yo.- Mara se había puesto al lado de Simone con unas llaves en la mano, las cuales, Andreas, le estaba intentando quitar.

-Dile que no. Que como conduzca ella no llegamos a la universidad.

-Perdona por no ir a 200 por hora.- Dijo Mara irónica.

-Pero si pareces una abuelita conduciendo.

-A mí no me llames abuelita, marica reprimido.

-¿Qué hiciste para que te dieran el carnet? ¿Follarte al profe?- Un golpe en la mesa resonó en todo el salón. Todo el mundo se calló y varios vasos se cayeron.

-Hoy conduzco yo.- Tom, cómo no, había sido el autor de ese estruendo. Estaba comiendo de lo más tranquilo y mirando su móvil.

-Pero eso no vale. Desde que tengo el carnet sólo lo he cogido dos veces. Tú siempre nos llevas. Déjame hoy, porfa.- Mara había puesto una cara de pena impresionante.

-No.

-Por favor.

-No.

-Porfis.

-No.- Tom parecía estar cansado de la situación y no tardaría en dar otro golpe a la mesa.

-Joo. ¿Pero qué te cuesta?- Mara me estaba empezando a irritar hasta a mí.

-¡He dicho que no!- De nuevo todo el comedor quedó en un silencio ensordecedor.- Si quieres practicar, yo te dejo el cortacésped.- Se levantó de la silla con una tostada todavía en la mano y se fue.

-Jajajaja.-Una risa extremadamente escandalosa, rompió el silencio.- Un cortacésped. Jajaja.-Bill se estaba partiendo el culo (su pasatiempo favorito) Cuando todos lo vieron, se empezaron a reír también, todos, menos Mara, que parecía cabreada. Yo también empecé a reírme aunque me daba pena la pobre.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora