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Capítulo 54



By Lilith



¿Qué hora sería? ¿Quizá las seis de la mañana? Llevaba dando vueltas en la cama desde hacía un buen rato, consecuencia de haberme estado despertando todos los días de noche. No dejaba de darle vueltas a lo acontecido hace unos días en el Cadillac y así desde hacía ya más de una semana. Me quería. Me quería. Me quería. Me quería. Me quería. Me quería. Me quería... ¡Dios, Tom me quería! Sin embargo, eso no evitaba que hubiese estado esquivándome desde lo que nos pasó en su despacho. Apenas, lo veía cinco minutos por la mañana antes de irse a trabajar y luego, llegaba a las tantas de la madrugada. Por no decir que dormíamos separados... ¡¿Por qué?! Yo quería dormir con él aunque no pudiese moverme en la cama aunque sabía que el problema no era ya sino Tom. Recordaba que siempre se movía mucho y parecía no conciliar el sueño fácilmente. Nunca me había parado a pensar en eso, en el Tom que iba más allá del que él le mostraba a todo el mundo, el Tom que Markus me había descrito parecía no ser el mismo de ahora...


-¿Lilith?- Alguien me llamó desde detrás de la puerta. Reconocería su voz aunque fuese distorsionada. Nadie en el mundo tendría esa melodiosa voz.- ¿Estás despierta?- Me destapé y salí de la cama hacia la puerta.


-¡Bill!- Me abracé a él en cuanto abrí la puerta.- ¡Ah!- Me llevé las manos a la barriga aguantando el dolor. Aunque hubiese pasado una semana desde que Tom me "examinó", el dolor no parecía irse nunca.


-¿Estás bien?- Bill me cogió de la mano y entró en mi habitación, una vez que cerró la puerta tras nosotros.- No debes de hacer eso.- Sus manos agarraron mi cara y me besó en la frente. Mi querido Bill... Hacía tanto tiempo que no lo veía.


-¿Cómo estás? ¿Quería verte o llamarte pero estoy completamente incomunicada?- Dije con desgana. Tom ni siquiera me había dado un móvil para poder llamarle, es más, en la casa no había un puñetero teléfono.


-Lo sé, lo sé.- Dijo mientras sonreía.- Tom me había prohibido venir aquí para no influenciarte con mi lengua viperina.- Lo miré interrogante. Por lo visto Tom había dicho esas mismas palabras por el tono que había utilizado Bill.


-¿Influenciarme?- El asintió.


-Me dijo que tenía que pensar en lo que querías y no en lo que yo o mamá te dijéramos.- Me quedé pensativa unos segundos. Era por eso que me había traído a su casa, para que nadie pudiese decirme qué era lo tenía que hacer.- Pero por suerte, te has decidido por Tom. Muy buena elección, hermanita.- Bill se tiró en mi cama y puso las manos detrás de la cabeza.- Deberías de haber visto la cara de todos cuando Tom dijo que el Vínculo seguía en pie.- Comenzó a reírse como un energúmeno pero luego recordó que Tom estaba dormido en la habitación próxima a esta y se calló.- Aun así, ¿conoces cuáles son tus obligaciones?- Fui hasta la cama y yo también me tumbé a su lado. Las costillas se resintieron cuando me quedé en la misma posición que Bill.


-Sí, las conozco.- No pude evitar sentir un pellizco en el estómago. Por mucho que repasara una y mil veces esas normas, más sin sentido me parecían.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora