cap 9

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Capítulo 9

Capítulo 9

Estaba mirándome en el espejo del baño. Ya no había ninguna marca de lo sucedido aquel día. Pasé mi mano por donde debería haber una muestra de sus colmillos. Era como si nunca hubiese pasado nada y eso me dio que pensar. Yo debería de hacer lo mismo, no dejar que ésto me afectara más de lo que podía afectarme. Tenía que mostrarme fuerte ante él o dejar que hiciera conmigo lo que quisiera. Ésta última sería la más fácil de cumplir pero me decanté por la primera opción. No dejaría que me volviera a tratar como una mierda, creyéndose mejor que nadie, porque yo no tenía la culpa de que me hubiese convertido, yo no se lo pedí.

Había estado todo el día después de lo que pasó con el "Vampiro asesino" (así era como lo llamaría a partir de ahora), metida en mi habitación. Mara y Andreas pasaban de vez en cuando y se quedaban un buen rato hablando conmigo de cosas de la universidad, de las chicos y las chicas de allí, los profesores, pero nada referido con lo sucedido con el "Vampiro asesino". Yo tampoco les había dicho nada de lo que vi en el baño por miedo a que volviera a rematar lo que le quedó pendiente. Aunque hubiera dicho que nunca más le tendría miedo y que pasaría de él y de todo lo que dijera, la verdad era que me daba auténtico terror encontrármelo por la casa, en la universidad,... ¡y lo peor era que a la hora de la comida estábamos todos juntos! De sólo imaginármelo ya me daba miedo pero no, ahora tenía que ser fuerte si quería hacerme valer.

Pero todo esto había tenido su parte buena... Bill. No se podía ser tan amable, tan simpático, tan gracioso, tan guapo, tan listo, tan... sexy. Porque sí, el chico a pesar de ser un poquito raro, tenía un "algo" que era imposible de describir, que te atraía hacía él. Su beso había sido el más tierno y puro que jamás me habían dado. A pesar del frío de su cuerpo, sus labios estaban calientes y ese calor al entrar en contacto con los míos que estaban helados, me hizo sentir una sensación muy especial de protección y seguridad. No sabía por qué no tenía novia si era un cielo o por qué las chicas de la universidad sólo iban detrás del "Vampiro asesino".

[…]

Salí de mi habitación a la hora justa para irnos a la universidad. No tenía hambre ni tampoco ganas de verle.

Al bajar las escaleras todos estaban esperándome en la puerta de la entrada, todos menos él. Mara cuando me vio vino corriendo hacia mí. Andreas y Bill sólo nos observaban.

-Pensábamos que no vendrías.- Mara me abrazó y me dio un beso en la mejilla.

-No puedo perderme las clases. Acabamos de empezar.- Le sonreí para que supiera que todo estaba bien porque aunque no quisieran hablar del tema, estaban esperando esa reacción por mi parte.

-Como no nos demos prisa si que vamos a perder las clases.- Andreas abrió la puerta y la radiante luz del Sol me deslumbró. Cogí las gafas de sol que los chicos me habían comprado y me las puse. Nunca me había puesta gafas de sol porque me gustaba ver las cosas tal y como eran e iluminadas por la luz del Sol. Ahora, lo veía oscuro, todo oscuro aunque me había dado cuenta que veía mucho mejor en la oscuridad y que mis ojos veían como si fuera de día. Mientras lo pensaba, me entristecía. ¿Eso sería mi vida a partir de ahora? Vivir en la oscuridad porque la luz me hacía daño. No poder enfrentarme a él y seguir sumisa porque en la oscuridad se estaba mejor y no me hacía daño.

-Pero a veces, mirar a la luz te puede dejar ciega.- Bill me sacó de mis pensamientos. Caminaba delante junto con Andreas. Mara y Andreas me miraron con cara extraña pero Bill seguía andando sin girarse. En eso momento recordé lo que una vez me dijo, que podía saber en qué estaba pensando.

-Sólo si miras directamente hacía ella.- Le respondí.

-Hay muchas cosas de la oscuridad que no sabes. No has vivido nunca en la oscuridad sólo en la luz y ahora te da miedo. Cuando la luz nos ilumina, tratamos de ser quien no somos por miedo a que los demás nos vean. Pero en la oscuridad, somos nosotros mismos porque no hay tanta claridad para que vean nuestras imperfecciones.- Esta vez sí se volvió a mirarme. Sus ojos eran iguales a los de él y por mucho que no me gustara relacionarlos, era la cruda realidad. Eran hermanos gemelos y eso no lo podía cambiar nadie.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora