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Capítulo 48



By Lilith



Navidad, ese día del año en el que la familia se reunía para estar junta y darse regalos. Una ocasión para pasarlo bien junto a los tuyos y disfrutar de las pequeñas cosas que hacen la vida un poco más amena. Sí, eso era la Navidad para el resto de personas que no tuvieran el apellido Kaulitz porque para éstos, entre los que me incluía, la mañana de este día festivo significaba dormir hasta que cayese el Sol.


Eran las nueve de la mañana del día de Navidad y como todos los años antes de estar con mi verdadera familia, mis ojos ya se habían abierto ansiosos de ver aquello que me hubiese traído Santa Claus. En lugar de eso, lo único que alcanzaba a contemplar era a Tom dándome la espalda en la cama. No estaba diciendo que me gustasen más los regalos que esta increíble vista pero reconocía que extrañaba esos momentos de euforia por la mañana.


-Duérmete.- Me asusté al escuchar la voz de Tom en el silencio de la habitación.  ¿Cómo se había dado cuenta si me estaba dando la espalda en la cama?


-No puedo dormir.- Dije con cuidado de no hacer tanto ruido.- ¿Tú tampoco puedes?- Pregunté ya que él no estaba dormido.


-Me has despertado.- Contestó esta vez con un tono más bajo.


-¿Cómo te voy a haber despertado si ni siquiera me he movido?- Esperaba con ansias la respuesta que pudiera darle a mi pregunta ya que las contestaciones de Tom parecían haber estado elaboradas desde antes de que yo formulara las preguntas. De todas formas, llevaba despierta desde que él se metió en la cama porque a diferencia de Tom, a mí sí que me había desvelado. Había llegado sobre las seis de la mañana, a escasos minutos antes de que amaneciera. Este comportamiento se había estado repitiendo desde ayer. Después de haber llegado de ir de compras con Cintia, él ya no estaba.- ¿Tom? ¿Te has dormido ya?- Dije al no recibir mi ansiada respuesta después de un largo silencio.- Tonto...- Esta vez sí que me moví para darle yo también la espalda.


Ahora que lo pensaba, estaba deseando que todos estuviesen despiertos para darles los regalos que les abría comprado. Me moría de ganas por ver sus caras al verlos. Era cierto que nosotros nunca habíamos celebrado la Navidad pero este podría ser un buen momento para empezar a hacerlo porque al fin y al cabo, ¿no eran estas fiestas en un principio paganas?


-¿Por qué no me dijiste que te desmayaste?- No, no estaba dormido. ¿Había estado todo este tiempo pensando esa pregunta?


-No fue nada.- Contesté sin darle importancia. Los mareos se habían repetido de vez en cuando pero sólo cuando hacía algún que otro movimiento brusco.


-Ya te dije que todo tenía que pasar por mí.- Sonó amenazador, lo suficiente para sentir como el regocijo de los regalos se esfumaba con sus palabras.


-¿Cuándo se supone que te lo tendría que haber dicho? ¿Antes de irte, cuando aún estoy dormida, o cuándo llegas antes de que amanezca?- Noté como la cama se movió y la posterior mirada de Tom clavada en mi nuca.- ¿Dónde has estado?- La pregunta me costó formularla pero necesitaba hacérsela.

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