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Capítulo 71



By Lilith



Alargué mi brazo hasta el lado donde creía que se encontraba pero no estaba. Me levanté de la cama sobresaltada, sudando y aterrorizada. Estaba en una habitación en la que no estaba él, como si todo lo que hubiésemos vivido hubiese sido un sueño. ¡Dios! ¡¿Y si había sido eso?!


Me levanté a toda prisa y salí corriendo escaleras abajo en su busca, en busca de mi caballero oscuro, el demonio en mi infierno particular... Llegué hasta el salón y allí estaba, tocando el piano de cola con sus largos dedos. No se había dado cuenta de que estaba allí porque llevaba unos auriculares en sus oídos que transmitían el sonido de aquel lujoso instrumento, alejándolo de este mundo.


Me quedé embelesada mirándolo. Sus ojos estaban cerrados y de vez en cuando movía su cabeza al compás de la música que parecía estar escuchando. Ni siquiera sabía que Tom tocase el piano, es más, nunca lo había oído tocar la guitarra que parecía acompañarlo a todos sitios.


Su mandíbula estaba apretada aunque sus músculos estuviesen relajados. Era tan extraño verlo tan indefenso y sin ese aura oscura que siempre lo rodeaba. El que estaba ahí sentado era la misma persona que me había confesado que me quería, no... ¡que me amaba! Y yo seguía allí quieta, respirando agitada y embelesada ante tan hermosa criatura.


Sus dedos dejaron de tocar las teclas del piano aunque permanecía con los ojos cerrados, como si terminara de escuchar las últimas notas que emanaban gracias a él. Quería correr hacia él y abrazarlo, sentir su frío corazón derretirse aunque sólo fuera un poco pero estaba segura de que a Tom ese tipo de cosas no le gustaban.


-Y una vez más la princesa fue en busca del monstruo.- Abrió los ojos y los clavó en mí, con fuerza, agónicos y llenos de sufrimiento.


-Ho... Hola.- Conseguí decir cuando los escalofríos que me provocaba su simple mirada cesaron.


-Que princesa tan tonta y masoquista.- Se levantó del sillín frente al piano y comenzó a andar hacia a mí lentamente. Ni siquiera me había percatado antes de que sólo llevaba los pantalones...


-¿Qui... Quieres desayunar?- Pregunté intentando evitar mirar otra parte de su cuerpo que no fuese su cara.- Creo que puedo hacer magdalenas. ¡Agatha me enseñó muy bien!- Empecé a reírme nerviosa, tanto que parecía estúpida.


-¿Has pensado en lo que te dije?- ¡Dios! ¡¿Lo de si quería casarme con él?! Recordaba haberme quedado atónita cuando me lo dijo y que sólo la llamada de Bill me libró de constestarle.- ¿Necesitas más tiempo? Creía que lo tenías claro.- La sonrisa desapareció de mi rostro.


-Sé lo que quiero pero no estoy segura de que este sea el mejor momento.- Le respondí, viendo como se tensaba por cada palabra que salía de mi boca.


-Tonta, masoquista e insegura.- Dijo antes de irse hacia la cocina.


vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora