capt 19

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Capítulo 19

Capítulo 19

El silencio me ahogaba. No me gustaba el silencio en el que se podía oír mis pensamientos en voz alta. Odiaba escuchar su dulce voz una y otra vez. ¿Quién era ella? Llevaba desde que estuve con él sin dormir y cuando lo conseguía, ella me despertaba. Esa frase resonaba una y otra vez. "Tengo miedo". ¿Yo tenía miedo? Sí. Tenía miedo a volver a verlo, ¿qué haría?, ¿qué le diría?

Ahora estaba en el salón ya que la casa se había quedado vacía. No me hubiera atrevido a bajar si él hubiera estado por aquí. Siempre esperaba a ver su coche desaparecer por el jardín para ir a desayunar.

No recordaba con claridad lo sucedido, sólo caricias y sonidos. Nuestros gemidos acompañados de la oscuridad, la dueña de mi alma. Por un momento, pensé que quizás estuviera arrepentida por lo sucedido. En parte, sí. La idea de que esto fuera una táctica para humillarme, era probable. Por otro lado, estaban los sentimientos. No sentí esa maldad que siempre le acompañaba. Pasó desapercibida para mí y se convirtió en luz, una luz que guiaba a mis manos por su cuerpo como si ya lo conociera. No temí dar un paso en falso, no temí que me hiciera daño, ni siquiera dudé un segundo en lanzarme a sus labios cuando tuve la oportunidad.

-¡Buuu!- Pegué en boté en el sofá y me volví. Andreas estaba mirándome desde detrás del sofá. Su sonrisa era tan dulce y angelical... ¿Quién diría que en realidad era un vampiro? Llevaba tiempo sin verlo. Le habían quedado algunas asignaturas y se pasaba yendo y viniendo a la biblioteca; Mara salía y ya no volvía hasta la hora de cenar; A Bill no le había visto desde entonces aunque la bronca del coche se había solucionado con un "Perdoname" y un "Yo también te quiero"; y a Tom, a él simplemente le había evitado. No comía en casa y apenas se le veía por aquí (aunque sí más que antes). En definitiva, me llevaba todo el tiempo sola y devorada por el silencio.

-Me has asustado, tonto.- Le contesté enfadada aunque no pude evitar reírme cuando me sonrió de esa manera, pero su cara cambió.- ¿Qué te pasa?- Me estaba empezando a preocupar. Su mirada no se apartaba de mí pero no me miraba. Su vista estaba perdida en algún punto de mis ojos.

-Li...

-¡Andreas! ¡¿Qué coño te pasa, tío?! ¡¿Vas a dejarme con todas las bolsas?!- Bill apareció por la puerta cargado de bolsas.

-Lo siento.- Andreas corrió a la velocidad de la luz hacia donde estaba Bill y cogió algunas cuantas cosas.

-¿Queréis que os ayude?- Me levanté del sofá y les ayudé. Las bolsas pesaban una barbaridad.- ¿Qué habéis traído?

-Algunas cosas para la casa.- Andreas se quedó pensativo recordando los artículos de su compra.- Hemos traído un jarrón para Simone, una alfombra super chula, y muebles...¡ah! y una cama nueva para la habitación de Tom.- ¿Una cama nueva? ¿Para Tom? Eso significaba que... Me giré nerviosa hacia la puerta.

-Vayan subiendo, es al fondo del pasillo.- Tom apareció acompañado de unos hombres con una caja enorme cogida por ellos.

-De acuerdo, señor.- Los hombre empezaron a subir las escaleras hacia la habitación de Tom. Su mirada se clavó en mí. Seguramente me habría puesto roja en cuanto vi como se toqueteaba el piercing de su labio con la lengua. Volví la cara de inmediato. Las cosas que me pasaban por la cabeza en este momento no eran nada sanas y mucho menos decentes.

-¡Elizabeth!- Andreas me gritó de una manera que casi me deja sorda.

-¡No me grites!

-Pero si es que estás sorda.- Andreas me pegó en la frente.- ¿Nos ayudas a buscarle un sitio a todo esto?

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora