capitulo 75

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Capítulo 75

By Tom

-Sólo podemos esperar a que despierte, señor.- Le di la última calada al cigarro y lo tiré. La cabeza me iba a explotar en cualquier momento. Lilith seguía sin despertarse y eso me ponía más nervioso.

-¡Tom!- Bill vino, apresurado.- Se ha despertado.- Casi susurró.

Me apresuré junto a él, corriendo por los pasillos de la casa de campo de Burdeos. Los pasillos parecían hacerse más largos a medida que caminaba y las escaleras parecían no tener fin. Sentía mis pies casi volar sobre el suelo mientras los pasos de Bill me seguían, intentando recorrer todo el transcurso que mis zancadas dejaban.

Llegué hasta aquel sitio, fuera de las estancias de la casa. Era una especie de casa a parte, más adentrada en el bosque y vigilado en silencio por decenas de monstruos como yo ocultos donde no pudieran verlos. Las paredes de piedra de aquel lugar sin ventanas dejaban ver la edad que podía tener aquel edificio. Recordaba haber estado aquí años atrás aunque nunca pensé que volvería.

Las puertas se abrieron a la llegada de Bill y mía. Él estaba acostumbrado a venir aquí ya que era la cabeza principal de nuestra "religión". Bill caminaba en silencio y yo le seguí estaba vez. Oía algunos cánticos de las sacerdotisas cuyas letras provenían del latín más profundo.

-Mi Señor.- Lila hizo una reverencia que no esperé. Hacía mucho que nadie me la hacía así que suponía que para ellas yo aún seguía siendo alguien... o puede que Bill tuviese algo que ver.

-¿Cómo está?- Ella asintió y en parte me tranquilizó aunque seguía sintiendo ese pellizco que me impedía articular más de dos palabras juntas.

-¿Podemos verla?- Preguntó Bill y Lila abrió la puerta con cuidado.

-Mi Señora, han venido a verla.- La sacerdotisa se apartó de la puerta, dejándonos vía libre.

-¡Pequeñaja!- Bill corrió hasta ella y se tiró literalmente encima mientras yo permanecía en el marco de la puerta. Me iba a encontrar con mi peor pesadilla, que la persona que me había cambiado por completo no existiera y sólo era la tapadera de un ser todavía más monstruoso que yo.- ¿Cómo estás?- Mis ojos por primera vez se posaron en ella.

El pelo le caía por la espalda, ese rubio anaranjado brillaba más que nunca. Su piel tan blanca como siempre parecía resplandecer, casi tanto como la nieve cuando se reflejaba el sol en ella. ¡Joder! Me estaba perdiendo de nuevo, otra vez volvía a bajar la guardia cuando ni siquiera sabía si la persona que estaba ahí era la misma.

-Estoy bien, Bill, un poco cansada.- Mi cuerpo se congeló al escucharla. Era la misma voz dulce y tranquila de siempre... ¿Era ella?-Iré a hablar con Lila a ver qué es lo mejor y si puedes volver a casa. Tom se queda contigo mientras.- Bill le dio un beso en la frente y me guiñó un ojo antes de salir... Maldito Bill.

La situación no podía ser más incómoda. Ella seguía con la cabeza gacha, sentada en la cama mirándose las manos, yo, por el contrario, caminaba cauteloso hasta ella, pensando que en cualquier momento su cara se volvería a mirarme con los ojos rojos como la sangre.

No más lejos de la realidad, me miró, sí, pero me miró con esas pupilas color miel en las que tantas veces me había perdido...

-Pensé que no te volvería a ver.- Dije, rompiendo ese incómodo silencio. No sé de dónde habían salido aquellas palabras, simplemente se escaparon de mis labios.

-Yo también.- No pude detenerme hasta llegar a su cama, sostener su rostro y besarla como si lo hiciese por primera vez, con miedo y con una ganas tremendas.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora