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Capítulo 42



By Nate



Sus ojos seguían fijos en mí como si intentara averiguar en qué estaba pensando. Quizás lo estuviera subestimando y sí que podía, y yo aquí haciéndome esquemas mentales de la manera más rápida de salir de allí antes de que me matase. Había cambiado tanto desde aquellos días en los que éramos como hermanos... Nunca dejé de pensar que ese lado oscuro y siniestro que tenía saliera alguna vez, pero que esa falta de luz fuera provocada porque realmente no había viva en su interior, era algo que jamás se me habría pasado por la cabeza. Era raro, siempre lo había sido. Los demás hablaban de él, las chicas se morían por ese lado siniestro y misterioso, pero nadie salvo él mismo sabía que ese lado oculto era más peligroso que cualquier otro.


Ahora, yo tenía esa falta de luz en mí, de vida, aun así me seguía sintiendo vivo, era más, me sentía más vivo que nunca. Sobretodo desde aquella llamada hacía un mes. El "¡Ni se te ocurra salir de día!" de una voz fuerte y poderosa, la de Jörg. Hacía tanto tiempo que no la oía que se me había olvidado el miedo que podía causar sus gritos. Y ahora, estaba frente en un sofá de terciopelo negro, con las manos casi temblando por los nervios, en una casa que no conocía, en una ciudad que no conocía y en un país, Alemania, en el que la noche era la más negra de las que jamás había visto en mi vida.


-¿Sabes por qué estás aquí?- Bill por fin habló después de haber estado horas callado mirándome fijamente.


-No estoy seguro.- Su voz sonaba tan fría y cansada, incluso diría que triste. Su piel sin maquillaje me dejaba apreciar el parecido que había entre él y Tom. Sin embargo, la energía, el buen estar y la manera de ser de Bill eran muy diferentes a las de Tom.- ¿Es por Lilith?- Hacía tres horas que había llegado en un vuelo nocturno, por supuesto. Venía con la intención de encontrarme con Lilith nada más llegar, pero lo que obtuve fueron dos seguratas escoltándome hasta llegar a una mansión perdida en medio de un bosque alejado de la ciudad. Me había sentado en uno de los sofás que había en un enorme salón donde me encerraron, apenas iluminado por las llamas de la chimenea, y de pronto, había entrado Bill muy serio y sin mencionar palabra, para sentarse justo delante de mí.


-¿Conoces a esta... persona?- Dijo con los dientes apretados. Me tendió una foto de un chico moreno, de piel más o menos oscura y los ojos azules.


-Sí, es mi amigo.- Bill me retiró la foto cabreado y se puso a mirarla con los ojos rojos como el fuego que nos iluminaba. Sabía que cuando los ojos de los vampiros, osea ser, mis ojos se volvían rojos, sólo había dos motivos, o tenía hambre o estaba cabreado.- Se... Se llama Adam Kreich, es alemán y vive en Londres desde hace unos meses. Le conocí hace dos cuando salvé a su hermana de que la cogiera un camión.- No sabía por qué le estaba contando todo esto pero por cada palabra que soltaba, la expresión de Bill cambiaba.


-No es Kreich sino Lambert y no tiene ninguna hermana.- Susurró mientras apretada la foto en sus manos.- ¡Y por su culpa estamos todos condenados!- Bill se levantó y le dio una patada a la puerta para abrirla aunque ésta sólo hizo romperse en mil pedazos.


Me quedé impactado ante tal escena, sin saber qué decir o qué pensar. ¿Adam era un problema? Quizás se habrían confundido con otro, él jamás le haría daño a nadie. ¿Qué tenía que ver él en todo esto?

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora