Capítulo 24
Capítulo 24
-...Y cuando ya estaba allí, me cayó encima un líquido verde pegajoso. No me podía creer que hubiese gente capaz de...- Me callé. Iba en el lujoso Cadillac de mi hermano. Me había levantado muy animada y cuando Bill me dijo que Tom quería que fuésemos a cenar juntos, me emocioné tanto que casi me puse a dar saltos de alegría.
Habíamos salido hacía una hora para llegar a la hora justa de la cena. No había abierto la boca en todo el camino pero yo me había encargado de hablar por ambos y ni siquiera sabía si realmente me estaba escuchando.
Estaba tan contenta que le había contado todo mi vida en una hora. Sus ojos se fijaban en la carretera sin apartar la mirada de ella, me gustaba que estuviese así. Estaba tranquilo y relajado, sin mostrar ningún tipo de maldad. Por fin sentía que éramos como antes, dos hermanos que se respetaban mutuamente.
-¿Capaz de...?- Reaccioné al escuchar su voz. Era la primera vez que hablaba en todo el camino cuando pensé que no me estaba escuchando.
-¿Qué?
-¿Que no te podías creer que hubiese gente capaz de qué?- El coche se paró en un semáforo y eso le dio tiempo para mirarme.
-Capaz de... esto... de hacer daño a... otras personas.- Temía que con mi confesión, el buen rollo que se había creado entre nosotros desapareciera y volviera a florecer la rabia. Cerré los ojos esperando un atrocidad por su parte, pero no llegó. Abrí los ojos y me encontré a los suyos de la misma manera que hace un rato. No se había movido ni un ápice y los coches se estaban empezando a desesperar porque el nuestro no se movía.
-Yo tampoco me lo puedo creer.- Sonrió con esa maldad que lo caracterizaba y arrancó el coche a toda velocidad. Mi cuerpo se pegó al asiento por la fuerza. Tom sacó una mano por la ventanilla y les enseñó a los coches de atrás su dedo corazón. La educación no era lo suyo.
Recordé la noche anterior. No podía borrar de mi paladar el sabor de su sangre aunque tampoco lo había intentado. La misma pesadilla se había repetido una y otra vez en mi cabeza esa misma noche. Me encontraba en un bosque en el que estaba toda mi familia por un lado, y por el otro, Adam. Adam cogía algo del suelo, salía corriendo y se lo clavaba a Tom en el corazón. El cuerpo de mi hermano se volvía cenizas y yo no podía hacer nada por él. Observaba la escena desgarradora en la que mi madre lloraba desconsolada y en la que Bill, Andreas y Mara corrían tras Adam. Me desperté agitada en el momento en el que las cenizas de Tom se las llevaba el viento.
Salí de mi habitación y anduve hasta la habitación de Tom para comprobar que todo había sido una horrible pesadilla. Sentía su energía al otro lado de la puerta y eso me reconfortó. Estaba asustada. Quería abrir la puerta y abrazarme a él como cada vez que tenía una pesadilla de pequeña, pero una barrera se había interpuesto entre él y yo. El miedo se escapa por mis ojos en forma líquida mientras Tom dormía tranquilo al otro lado.
Llegamos a un restaurante bastante lujoso al que reconocí de inmediato. Era el mismo al que me había traído Adam hacía ya tiempo. La única diferencia era que las terrazas estaban abiertas lo que hacía que los comensales disfrutaran de la brisa de la noche.
Iba muy poco arreglada para entrar en un sitio como este. Llevaba unos pantalones cortos, una camiseta de tirantes negra y unas converse. No era el mejor atuendo para entrar en un restaurante en el que el peor plato podía llegar a costar unos mil euros aunque viendo a Tom con esas pintas de rapero mafioso, no me sentía como la única mal vestida.
-¿Crees que nos dejaran entrar con estas pintas?- Había corrido hasta ponerme al lado de Tom. Había cogido un ritmo bastante rápido cuando empezó a andar.
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vinculo de sangre
Romansmi nombre es ELIZABETH, bueno ese era mi nombre o al menos eso me hicieron creer, mi nombre verdadero es LILITH, LILITH KAULITZ, y soy vampira, nací vampira pero mi madre me convirtió en humana y me dio en adopción, hasta que en un accidente muriero...