capt 18

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Capítulo 18

Capítulo 18

Me sumergí dentro del agua cerrando los ojos para centrarme en el sonido de ésta. Era la única manera que tenía de evadirme por un momento del mundo. El sonido del agua al entrar en mis oídos me relajaba. Yo con mis pensamientos, era lo único que quería escuchar.

Desde que me desperté, lo que había visto había sido sangre por todos lados. Al principio me asusté pero luego comprobé que era otra alucinación propia de mi mente perturbada. Ya se había cansado de recrear la imagen de esa niña aterradora para dar paso a la recreación de mi habitación llena de sangre.

Liz... No la había visto desde que tuve aquel sueño tan extraño después de que volviese de la discoteca. Sueño fruto de la de cosas que bebí. No me di cuenta hasta este mañana que esa niña era yo. La representación de todo lo que sentía cuando mis padres no estaban y me quedaba sola en casa dibujando familias sonrientes que luego tachaba. Liz. Así era como me llamaban. La pequeña Liz. Siempre pensé que yo era un problema para ellos. Yo siempre había sido un impedimento que evitaba que mi madre rodara películas en Hollywood para quedarse en París conmigo y conformarse con directores de allí. Quizás fuese esa razón de la falta de fotos mías en casa hasta después de los seis años.

Ella había sido la manera de que mi mente representara mis miedos. Pero, ¿por qué ahora?, cuando tenía a una verdadera familia con sus cosas buenas y malas, con peleas y risas.

Salí de la bañera y me miré en el espejo. Había cambiado tanto desde la primera vez que me vi en él. Mi pelo negro ya no era tan corto y mis ojos tenían un color diferente como mis sentimientos. No había dejado de darle vueltas a la cabeza por lo que pasó aquella noche en la que bebí de nuevo la sangre de Tom. Sentí tantas cosas: miedo, frío, calor,... lo sentí a él y no me disgustó en absoluto. Mientras saboreaba su sangre llegué a sentir cosas que jamás había sentido. Algo se había movido en mi interior y había hecho que todo lo que pensaba de Tom se esfumase sin dejar rastro. El miedo seguía pero no el odio. Algo más fuerte se había apoderado de mi ser y cada segundo que pasaba sentía como crecía dentro de mí.

Me vestí y fui al comedor. Dorotha me puso mi, ya característico, vaso de sangre. Su sangre. Su olor era tan especial que lo distinguiría enseguida. No le había visto desde aquella noche. Andreas me dijo que Tom vendría a casa y no se iría más. ¿Lo habría dejado con Sasha?

Escuché la silla arrastrarse y miré hacia donde provenía el sonido. Mara estaba sentada en frente mía con una taza de café en la mano. Estaba en pijama, con el pelo recogido y sin maquillar. Aun así, su belleza era notable.

-Buenos días.- Le dio un trago al café mientras sus ojos me observaban.

-Buenos días.- Cogí mi vaso y bebí. La sangre de Tom bajaba por mi esófago dejando un rastro de fuego por él. Todavía no entendía cómo podía depender tanto de ese líquido rojo y por qué perdía la cabeza por él.

-Tienes suerte de beber su sangre.- Sonreía de una manera cínica. Sabía la maldad que llevaba al pronunciar esas palabras.- Nadie puede beber la sangre de un Kaulitz.

-No sé a qué te refieres.- No quise darle importancia a sus palabras. Tom me daba su sangre porque yo la necesitaba para convertirme completamente y sólo el que me había convertido podía hacerlo...

-¿O no te quieres dar cuenta?- La sonrisa no se le borraba de la cara. Sus ojos se habían vuelto rojos reflejando su estado.- Cuando casi matas a Andreas, su sangre te sació lo suficiente para no tener que volver a beberla hasta pasadas varias horas, ¿verdad?- Tenía razón. Sólo cuando ya estaba cansada fue cuando me entró sed y Adam... Un momento.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora